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Los demócratas no discuten con los dictadores

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La historia muestra que en ambos lados del espectro político hay personas que se basan más en la confrontación y el debate que en el contraste de ideas y la búsqueda de la verdad desde la dialéctica hegeliana hasta la trinidad/ tesis antítesis/síntesis.

La despersonalización es una de las armas favoritas de quienes no tienen razón, y también de quienes sí la tienen, evitan usarla y prefieren apelar a las más instintivas. . debilidad e irracionalidad humanas; manipularlos a nivel inconsciente porque al activarlos desencadenan la liberación de neurotransmisores que crean dependencia a este impulso; Al mismo tiempo, se alimenta de un bucle sin fin a nivel individual y a nivel colectivo, si se explota adecuadamente, puede convertirse en una fuerza poderosa y destructiva.
Las palabras son una proyección de la realidad: los valores ​​determinarlo- y a partir de la descripción de los recientes acontecimientos ocurridos en Venezuela tras las elecciones presidenciales, se deben utilizar los adjetivos apropiados; aquellos que describen fielmente la realidad tal como es, basándose en hechos; ha sido verificado por el derecho internacional y el marco jurídico interno de este país caribeño.

Sobre esa base, las acciones del señor Nicolás Maduro lo catalogan como un «dictador» por la violencia, represión que ejerce. realizado contra la disidencia y la forma ilegal en que fue declarado ganador de una elección sin respetar el marco legal de la gestión de Venezuela; refleja una concepción mafiosa del Estado y de la política, muy alejada del comportamiento de su antecesor -Chávez-, quien nunca retrocedió en las elecciones y siempre se sometió al control popular.
Contando voces y reconociendo documentos Contando es una regla básica en cualquier democracia, pero a 46 días de las elecciones, en Miraflores, la presentación del acta se considera innecesaria y hemos decidido atacar y descalificar a quien exija transparencia; a cualquiera que exija un recuento abierto e imparcial.

El descaro y la ironía con que el chavismo aborda la crisis postelectoral de Venezuela pertenecen al mundo del realismo mágico, pero los insultos que el dictador Maduro pronunció contra el presidente Abinader – acusándolo de «bandido» y «ladrón»- van más allá del despropósito, porque revelan un trastorno antisocial de la personalidad, demostrando un comportamiento alejado de la realidad enmarcado en «un patrón de desprecio y vulneración de los derechos de los demás». » en el que «el engaño y la manipulación son rasgos centrales» (DSM-5).

Como todo ladrón a juzgar por su estado, el dictador robó unas elecciones ahora acusa al presidente dominicano de hacer lo mismo para una persona a quien le confiscaron el avión (luego de un proceso judicial), y Abinader haría mal en rebajarse y responder a esta insolencia, porque porque los demócratas no discuten con los dictadores porque no son iguales.

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