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La medida tomada por unanimidad por la Corte Suprema de Brasil no es la única. Algo similar está sucediendo en todo el mundo. En el Reino Unido, los jueces han condenado a prisión a los usuarios de las redes sociales por publicar en línea durante los recientes disturbios. En Francia, los fiscales prohibieron al jefe de Telegram salir del país mientras investigaban el uso y funcionamiento de la plataforma de mensajería. En Estados Unidos hay planes para prohibir TikTok, la aplicación china de vídeos cortos. En Venezuela, Maduro acaba de anunciar públicamente que estaba secuestrando Twitter desde su teléfono. A medida que los políticos en el poder toman medidas drásticas para controlar el discurso y la libertad de expresión de los ciudadanos, hay cada vez menos voces que lo apoyan.
