1 Al escribir, ¿podemos forzar la presencia de tema? Nunca antes habíamos querido obligar a los sujetos a obedecer el lenguaje; ¿No es el sujeto, su impulso inconsciente, el que fuerza lo que se escribe, se dibuja, se esculpe, se juega, se marca con la técnica adecuada, pero sin el impulso mental puede tener algún valor?
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Uno de los temas más propensos a errores es la presencia de Dios en el poema, en la historia. «Quien verdaderamente busca a Dios no escribe sobre Él. Lo espera o se decepciona de Él. Nunca lo obliga a ser testigo y cómplice de su vanidad». Jorge Zalamea.
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Cuando escribes, ¿puedes abordar algún tema que se convierta en el tema? A estas alturas del juego, casi en la séptima ronda, un tema que no se puede escribir con sangre, un tema que no transmite a ningún lector algo digno de permanecer en su cuerpo, en su sensibilidad náufraga. Puedes leer: La vida es como una partida de ajedrez
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¿Los temas de escritura caducan? En lugar de hacer caducar una canción, lo que detiene es la base que la sostiene, como cantar sobre alguna revolución que fracasó tanto en la vida real del cantante como en el debate del país. Algo en lo que no pensamos cuando estamos en el ajetreo del cambio inminente. Lo mismo ocurre con el tema del amor. La locura del amor expresada en primera persona, alcance o no todos los sentimientos y símbolos del mundo, no termina en lo universal, en el que una persona se convierte en todo. ¿Los poemas de amor necesitan un escritor, querida? No necesariamente; pero sí sobre la necesidad de ser amado.
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¿Y sobre la cuestión de la muerte? ¿Tienes que esperar a que muera una parte de ti antes de escribirlos y creer en ellos? No es una cuestión de creencia sino de identificación con la propia muerte inminente o ya ocurrida. Somos nuestra propia muerte y cuando nos revelamos, nos quitamos la máscara.
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«Yo soy el material de mis libros», según Michael Montaigne, ¿Estoy siguiendo mi tema? Puede que mentir no sea importante, pero ¿y yo? ¿El lector lo entiende por sangre? Si no ahora pues mañana y como del mañana no sabemos nada, hoy es lo que cuenta, pero todo es mañana, que es lo que da esperanza. Mi tema, yo mismo.
7
Asunto: agua. Las olas que no podía ver. Porque no me veo sufriendo. Observe los movimientos típicos del agua. La permanencia y la encrucijada de los orígenes. Un momento de tierra temblando, un movimiento en silencio. El Caribe finalmente está en mis manos. En las nubes o en la lluvia, la vida ni comienza ni termina
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Miedo al dolor. Basta evocar la palabra: dolor, abrumador y volamos hacia el dolor último, o aquel que permanece y aún no ha desaparecido del todo. Los recuerdos dolorosos nunca desaparecen. Se transformó, se escondió ante una vaga sonrisa, más que un gesto de alegría, una mueca; Entonces hay sonrisas que parecen más bien un ceño fruncido, lo que significa que estamos viviendo este momento de alegría. Sólo el dolor es verdadero y tiene un impacto en la condición humana, y sólo a través del dolor podemos comprender y comprender mejor la muerte.
9
Tema: el amor. Hablé y le conté a la amada mujer de una juventud privada del hambre y de la desnudez, de la muerte causada por su propia mano.
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Asunto: ausente. A lo lejos, las emociones surgieron. En este caso, el tiempo está de nuestro lado. Hacía mucho tiempo que no veíamos a alguien en algún momento de nuestro crecimiento, a nuestro alrededor, nosotros a su alrededor… y de repente aparece la ausencia, entonces estalla el encuentro de estas ausencias.