¡Visitar esta ciudad siempre es una experiencia divertida! El motivo de esta vez fue muy especial: fui testigo de la sorpresa que tenía preparada el novio de mi hija menor cuando le propuso matrimonio. El escenario era un encantador viñedo en el Valle de Napa, donde pasamos un rato inolvidable.
Una parada obligada es Chinatown, el barrio del barco más grande del mundo fuera de China. Allí disfrutamos de todo, desde el delicioso dim sum hasta el clásico pato pekinés. También noté en algunos barrios la cantidad de «personas sin hogar», coches eléctricos sin conductor vagando por las calles y muchas mujeres jóvenes con flores en el pelo (como dice la canción). Alrededor de la bahía hay algunos de los restaurantes de mariscos más emblemáticos. También está la famosa isla de Alcatraz, donde estuvo encarcelado Al Capone, y el estadio de béisbol. ¡Fue emotivo ver la estatua de Juan Marichal en la entrada y recordar las velas que de niño encendía a la Virgen de la Altagracia antes de cada uno de sus partidos! (¡Guau!)
En Napa, visitamos un castillo de estilo medieval rodeado de viñedos y olivos. Justo en la entrada hay un cuadro de un señor y su esposa.
Mi nieto de cinco años me preguntó muy serio: “Abuelo, ¿los conoces? Díselo… a él. ¡Créanos para verlos! ¡A los dragones!» Allí degustamos vinos que, según nuestro guía turístico, habían mejorado con el paso de los años debido a los incendios y el cambio climático
Al regresar de Napa, todos estaban felices y borrachos, excepto nuestro conductor designado, que estaba atento a un coche de policía que zigzagueaba por la carretera para asegurarse de que los conductores no lo pasaran o aceleraran.
Nos detuvimos debajo del icónico puente Golden Gate para tomar una foto familiar. Mi hija Annabelle lucía radiante con su nuevo anillo de diamantes y planeó los lugares para celebrar su boda. Aunque San Francisco es una ciudad cara, el viaje definitivamente vale la pena.
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