La montaña, a lo largo de la historia, ha sido el lugar sagrado donde Dios se manifestó al hombre. Desde el Antiguo Testamento, con su época de florecimiento, donde se recibieron las revelaciones divinas, hasta el Nuevo Testamento, donde Jesús se transformó y reveló como Hijo de Dios, las alturas son lugares de encuentro trascendente.
En nuestro historia, la montaña es también un testimonio especial de la gracia divina. Fue en un cerro, un lugar alto, que Dios nos regaló la imagen de la Virgen Mercedes, nuestra santa patrona. Este evento fundacional marca una etapa importante en nuestra espiritualidad y nos invita a avanzar, no sólo física, sino también espiritualmente, hacia las alturas de la fe.
Celebremos esta fiesta de las Mercedes, como una invitación a Seguimos ascendiendo a las alturas de la fe, buscando siempre nuevos horizontes espirituales y no sólo en nuestro país. Y que la Virgen de Las Mercedes nos guíe por el camino del avance hacia la santidad, felicidades a todos los que la siguen. Nos vemos mañana, si Dios quiere, tú y yo.