MIAMI, USA. – La socióloga cubana residente en México Cecilia Bobes aseguró a la agencia de noticias EFE que el “estallido social” del 11 de julio de 2021, conocido como 11J, constituyó un “punto de inflexión” en la historia reciente aquí de la Isla porque demuestra que la protesta es posible en el país, incluso bajo control gubernamental.
Bobes, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de la Sociedad Latinoamericana (FLACSO) en México, autor de Protestas en Cuba. Además del 11 de julio, se acaba de publicar en el país azteca un libro de 242 páginas que analiza las causas y consecuencias de estas protestas «transformadoras».
Según Bobes, aunque las protestas no condujeron Además de los cambios inmediatos en la estructura política cubana, tuvieron un impacto significativo en la conciencia social. “La gente sabe que puede salir a la calle a protestar, no sólo a apoyar [al gobierno]”, comentó el sociólogo. Él cree que el 11 de septiembre ayudó a empoderar a la gente frente a una nación hostil. .
El análisis de Bobes ubica al J11 dentro de una serie de protestas que se desarrollan en América Latina, que tienen similitudes y diferencias con otros movimientos de la región. El surgimiento del 11J es sorprendente, explica el sociólogo, porque desde la Revolución Cubana (enero de 1959), los movimientos en Cuba casi siempre han estado completamente a favor del gobierno, no en contra de él.
Bobe. Sostiene que la base de este cambio se encuentra en la creciente desigualdad social derivada de las reformas del líder Raúl Castro, la llegada de Internet móvil en 2018 y el surgimiento de una nueva generación de líderes que no tienen el peso simbólico de los “hombres históricos del Revolución». ”. » «. “El consenso político, que ha sido muy sólido, empieza a resquebrajarse y poco a poco se van formando grietas”, explicó el experto. Las políticas internas fallidas han contribuido a profundizar la crisis económica estructural, alimentando el descontento. En este contexto, Bobes describe el 11D como «una explosión emocional de agotamiento, incertidumbre y desesperación», donde los agravios de larga data se han visto exacerbados por la incertidumbre económica.
Desde el punto de vista de un sociólogo, septiembre. El 11 fue claramente una protesta política. Aunque en las calles se escucharon consignas sobre la situación económica, también hubo una fuerte oposición al régimen cubano. “Para mí, hablar de un aspecto económico separado del aspecto político me parece arriesgado”, afirmó el investigador.
La profesora cubana tampoco descartó protestas por un nuevo amor en el futuro, aunque ella se da cuenta de que la condición actual está presente. obstáculo. Por un lado, factores como la migración masiva –que envejece a las sociedades y reduce su propensión a protestar– y la incertidumbre diaria dificultan la movilización. “La gente está demasiado ocupada en la vida cotidiana”, reflexiona, “resolviendo problemas básicos”.
Sin embargo, Bobes también señala que los factores que llevaron al 11D todavía existen en la sociedad cubana, como lo demuestra. el aumento del número de acciones de protesta identificadas en lo que va de 2024. “Existe la posibilidad de nuevas protestas”, aseguró, pero advirtió que la represión estatal, la falta de movilización de recursos y la deslegitimación de la oposición dificultan cualquier movimiento a gran escala. .
Finalmente, Bobes enfatizó que protestar en Cuba tiene un alto precio. “En Cuba salir es una opción aún más cara”, concluye.