Anualmente 21 millones de dominicanos, migrantes y turistas, residimos a razón de 105 personas por cada kilómetro lineal de vías. Acumulamos 199 millones de metros continuos de avenidas, calles y carreteras, en una nación que mantiene altas tasas de mortalidad por accidentes.
En República Dominicana, ricos, pobres y medianías, en el hogar o en la calle, son vulnerables, están expuestos y acumulan altos riesgos de morir o ser gravemente lesionados en un accidente de tránsito.
Las tragedias recientes del camión que asesinó a decenas de azuanos y dos jóvenes profesionales cibaeños fallecidos rumbo a Samaná, son parte de una lamentable tradición que con el apoyo de todos, el INTRANT tiene todas las potencialidades de transformar.
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Todos los usuarios de las vías (conductores, acompañantes, peatones, incluso aquellos que no están utilizando las carreteras, pero residen cerca de ellas) están en riego de ser afectados por un accidente.
El gobierno nacional y los ayuntamientos tienen una parte de la solución en sus manos. Con todos los millones de inversión pública, qué podría esperarse de millones de usuarios de las vías que se han acostumbrado al riesgo.
¿Qué esperanza de cambio hay si las vías están llenas de conductores hipertensos, enfermos mentales, chóferes alcoholizados, sin dormir y agotados por sus propias empresas que les asignan excesivas jornadas laborales; con peatones desprevenidos que no se cuidan al circular por calles, avenidas y autopistas; sin señales tránsito preventivas y sancionatorias, nunca podremos avanzar?
Necesitamos empresas seguras de transporte de carga y pasajeros. Con sus conductores saludables con pruebas sanguíneas actualizadas; sin apnea de sueño, ni hipertensión arterial y con horarios responsables que incluyan descansos. Con mandatos de uso obligatorio del cinturón y prohibición de utilizar bocinas a discreción.
El Gobierno debiera rediseñar las vías criticas para corregir defectos precipitantes de accidentes. Para salvar motociclistas, éstos deben monitorearse con firmeza, educación y geo-localizadores. Es vital insistir en el uso obligatorio de cascos homologados y cinturón de seguridad en todos los usuarios de vehículos.
Se impone triplicar la cantidad de agentes de Digesett en especial en el corredor Duarte-Punta Cana para que estén presentes 24/7; dotarlos de alcoholímetros, medidores de velocidad y acompañamiento comunitario. Es una ridiculez que los fines de semana, la cantidad de agentes se reduzca.
Necesitamos conductores preventivos porque manejan con cuidado. Choferes atentos porque saben qué hacer para controlar accidentes y evitar la severidad mortal de las lesiones. Garanticemos vías protectoras sin anuncios estimulantes del consumo de alcohol y señales legibles y salvadores de vidas.
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