Hay ciertas categorías de gasto en las que poco o nada se puede hacer. Este es el caso, por ejemplo, del gasto de capital
Después de que el presidente Luis Abinader ordenara retirar el proyecto de reforma tributaria que su Ministro de Hacienda, Jochi Vicente, había presentado a la Asamblea Nacional, el gobierno ha decidido financiarse hasta el final y realizará ajustes presupuestarios basados en la reducción del gasto, el control de la deuda pública y la lucha contra la evasión fiscal.
Esta no será una tarea fácil por dos razones: porque el nivel de La presión tributaria que financia el gasto público interno es baja (14,5%), en comparación con el promedio latinoamericano y caribeño (21,5%), lo que dificulta este ajuste y exige mayor cautela en los recortes presupuestarios, y porque si bien es cierto que el país Aún no ha agotado su capacidad de pagar su deuda, el nivel actual de deuda obliga a ser muy cautos, porque no permitirán que el país se endeude al mismo ritmo que antes sin perder la confianza del mercado. .
Hay ciertas categorías de gastos en las que poco o nada se puede hacer. Este es, por ejemplo, un caso de gasto de capital a un nivel que no permite mayores recortes.
Solo para enfatizar que la implementación estimada del presupuesto para 2023 corresponde a la implementación actual. gasto de inversión, mientras que sólo el 12,4% es gasto de inversión.
Esto significa que además de ajustar el presupuesto para crear una base para el desarrollo del país en el mediano y largo plazo, será un ajuste para reducir la vulnerabilidad de las finanzas públicas en el corto plazo, para que la economía dominicana pueda seguir respondiendo cíclicamente a recesiones o shocks externos.
Al enfrentar este ajuste, el gobierno lo ha hecho, gracias a. su propia siembra, un instrumento en el que apoyarse: la ley de responsabilidad presupuestaria.
Esta ley pone límites al crecimiento de la deuda, lo que contribuirá al éxito del ajuste, porque se sabe que cuando Si hay una gran proporción de gasto discrecional, como pagos de intereses o gastos relacionados con programas de subsidios, los ajustes se volverán complejos y pueden forzar reducciones en gastos discrecionales de mayor calidad, lo que debe evitarse.
El ajuste fiscal debe llevarse a cabo en armonía con la política monetaria, que ha tenido mucho éxito y se vuelve aún más necesaria después de que se derogue el proyecto de reforma.
La política fiscal y la política monetaria, que difieren en su alcance y límites, se complementan entre sí. y por lo tanto debe coordinarse más que nunca en el futuro.
En teoría, como parece confirmarse en la práctica, la política monetaria es un instrumento de política antigubernamental. Los cíclicos son más efectivos porque los cambios en las tasas de interés pueden realizarse en cuestión de días y pueden revertirse rápidamente. Por el contrario, ajustar la política monetaria puede llevar más tiempo que ajustar la política fiscal para afectar la demanda agregada.
Además, la política fiscal contribuye más a la estabilidad general a través del impacto de los impuestos y el gasto público sobre el ingreso, que es sensible a ingreso. (distintos de los componentes sensibles a las tasas de interés) de la demanda agregada.
Y cuando la política monetaria tiene dificultades para responder a los cambios en la producción, la política fiscal debe garantizar que asuma un papel más central. Entonces, lo que una persona no puede obtener, la otra puede proporcionarlo.
