La mielitis es una enfermedad grave que puede afectar profundamente la calidad de vida del paciente víctima y de sus familiares.
Emma Julissa Peralta, una madre esperanzada pero también desesperada, lucha constantemente por ayudar a su hijo Francisco Javier Esteves, un niño de 12 años debe enfrentar desafíos desde que me diagnosticaron mielitis hace 5 años. año.
Esta enfermedad neurológica que causa inflamación de la médula espinal dejó a Francisco postrado en cama, privándolo de la vida activa y llena de sueños que todo niño merece. La mielitis es una enfermedad grave enfermedad que puede afectar profundamente la calidad de vida de los pacientes y sus seres queridos.
La historia de Francisco Javier refleja los desafíos que enfrentan muchas familias con enfermedades crónicas y la urgente necesidad de atención médica, los cursos de tratamiento especializado son a menudo inaccesibles debido a los altos costos.
A los 7 años, el pequeño Francisco era un niño sano que soñaba con convertirse en jugador de fútbol. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado el 21 de junio de 2019, cuando un simple dolor de espalda lo envió a urgencias.
Su madre, Emma, se sentó y recordó la afectuosa tristeza de esa mañana. : » » Me dijo mamá, por favor llévame al médico porque no soporto el dolor. Lo sacaron a caminar, pero apenas llegó comenzó a sentir calambres en las piernas. Lo que siguió fue un proceso doloroso: perdió movilidad y sensibilidad corporal y poco después le pusieron un ventilador.
A partir de entonces, la vida de Francisco y su familia cambió por completo. Al tener que depender de un ventilador, su salud enfrentó muchas complicaciones, incluido un diagnóstico de Guillain-Barré en agosto de 2021. Emma hizo todo lo posible para mantener a su hijo en las mejores condiciones posibles, desde loterías hasta donaciones, pero los recursos se estaban acabando y la situación se hacía cada vez más crítica.
El médico recomendó trasladar a Francisco a España para recibir una terapia integral que podría mejorar su calidad de vida. Sin embargo, el coste del traslado hospitalario y del tratamiento ascendió a unos 73.000 euros, una cantidad que su familia no podía afrontar. “Pedimos solidaridad para ayudarnos a trasladar a mi hijo a un centro de rehabilitación especializado”, dijo Emma con la voz entrecortada.
Francisco, a pesar de las circunstancias de su dificultad, sigue lleno de valor y pide aquellos que pueden ayudar. Su deseo es muy simple: «Quiero tener una vida normal, jugar con amigos, ir al colegio, saltar y correr como cualquier niño de mi edad».