Aunque no faltan poetas que no dan nada por sentado, hace más de un siglo que la poesía surgió del púlpito tenso y lleno de páginas de este lugar donde estuvo prisionera. . Luego sigue otra etapa, la autoironía, la afortunada capacidad de no tomarse a uno mismo en serio, la visión de uno mismo -en el poeta- dominada por el ridículo de quién es y de lo que hace. Y todo esto, del poema. Bellido (Huelva, 1993) lo consigue sin abandonar la ternura, como el poema sobre un bebé, «A este cachorrito recién nacido», como poemas sobre el (des)amor. Con razón dijo Jorge Barco que este libro “es un estudio del poeta (… y) un descubrimiento para sus lectores. morderá con Cuida nuestras manos Y te quedarás sin palabras No conocerás la sensación de recostarte tranquilamente en el pedestal junto a la estufa y luego subir. sofá, y ser acariciado, besado, Mientras esperas los abrazos, que cuando despiertes de tu siesta, te sorprendan mis manos y mi sonrisa como si quisieras apoderarte de ti y sepas que esta es solo una. cosa. juego. Vives la vida de la forma más pura posible: recibes todos los estímulos, los sientes y listo, sin lugar a dudas, muy por delante de los niños más sabios de nuestra tribu. Y a veces te envidio. Pero déjame decirte que hay palabras que son dignas de ser hombre, y llevan consigo la mancha de la vida consciente, con su necia costumbre de nombrar las cosas; porque hay palabras con las que podemos robar un poquito de pureza a las cosas para iluminarlas más. Así que déjame, pequeña, decirte que todo lo que estás a punto de ver y las cosas que no puedes nombrar se llaman hogar.
Esperanza escondida, de Alejandro Bellido
Aunque no faltan poetas que no dan nada por sentado, hace más de un siglo que la poesía surgió del púlpito tenso y lleno de páginas de este lugar donde estuvo prisionera.
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