Este 1 de enero la Revolución Cubana celebra el 66 aniversario de su primera victoria: el derrocamiento del régimen autocrático de Fulgencio Batista y la victoria de la revolución armada popular liderada por Fidel. Del Moncada a la Sierra Maestra y de la montaña a la llanura… para construir en tan sólo 6 años, desde la heroica fundación inicial, una isla de poder universal y un referente para el mundo hasta ahora invencible.
. Así comenzó el gran ciclo de la nueva independencia continental, aún inconclusa; Se abrieron las compuertas hacia la gran Patria Latino-Caribeña, en un gesto de abierta herejía e insubordinación triunfante, que el conturbado y brutal Norte no toleró
De este hecho surgieron sucesivas victorias tras victorias. En Playa Girón, una realidad que marcó la reafirmación de un paradigma antiimperialista y un paso audaz hacia un proceso de orientación socialista, con razón y sentido de justicia, despreció el corrupto camino capitalista.
Todos las hazañas fueron realizadas por el más heroico y trascendente de todos, el hombre que transformó a Cuba -como lo hizo Andrés Manuel López Obrador en rigor- es legado de la humanidad: por haber sobrevivido al crimen durante más de seis décadas el bloqueo impuesto por Estados Unidos en guerras de cuarta y quinta generación de baja y media intensidad; a la exhibición brutal de sus invasiones híbridas, que fueron de naturaleza puramente genocida.
La hazaña requirió el mayor heroísmo y sacrificio colectivo, y es una victoria del mayor valor para el destino de nuestra América y de todos de la humanidad.
La brutalidad imperialista contra Cuba exige una mayor solidaridad de los BRICS, los estados soberanos, los movimientos sociopolíticos transformadores y aquellos que lucharon contra el fuerte declive del imperialismo.
Esto debe hacerse con tanta urgencia como movilizarse para derrotar la arrogancia de recolonizar y destruir el planeta, ahora con el nombre de Trump y sus locas ambiciones que no duda en revelar su intención de atacar con vehemencia. Venezuela y sus vastos recursos naturales, robar el Triángulo del Litio y el Amazonas, anexar a México y Canadá, retomar el Canal de Panamá por la fuerza, para imponer su influencia en el Caribe y en todo el continente, simultáneamente acelerando peligrosamente el actual ecocidio imperialista.
Fortalecer la solidaridad con el pueblo palestino es tan urgente como detener el plan imperialista para desintegrar la sociedad haitiana, poner fin a la guerra de la OTAN contra Rusia, pacificar Ucrania y poner fin al riesgo de una gran conflicto nuclear.
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