“Los días del mal están contados, porque el futuro pertenece a Dios. Por el poder del Espíritu, Jesús nos redime de toda culpa y libera nuestro corazón de todas las cadenas interiores, trayendo al mundo el perdón del Padre. Este Evangelio es una palabra de misericordia. . , que nos llama a ser testigos apasionados de la paz, de la solidaridad y de la reconciliación», afirmó el Papa.
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«El Mesías abre los ojos de nuestro corazón, a menudo cegados por los encantos del poder y de la vanidad; las enfermedades del alma que nos impiden ver la presencia de Dios y nos hacen débiles, invisibles. . y a los que sufren. Este Evangelio es una palabra de luz que nos llama a la verdad, a la profesión de fe y a la coherencia de vida”, añadió el Papa en su homilía.
Durante la celebración, según la tradición, el Papa confiará el oficio de lector a cuarenta fieles laicos, hombres y mujeres, llegados de diversos países: cuatro de Albania, tres de Argentina, cinco de Austria, uno de Bolivia, cuatro de Brasil, cinco de Filipinas, uno de Islandia, seis de Italia, cinco de México, uno de Polonia y cinco de Eslovenia. Y reciben una copia de la Biblia.
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