Hospitales, espacio «amigable» para los habitantes de Haití en RD

10.000 personas que están en situación irregular, la mayoría de ellas haitianos, aguardan ser ateniéndose en un hospital de la República Dominicana. La mujer, que está embarazada de ocho meses, se encuentra en un centro hospitalario de la República Dominicana cerca de la frontera con Haití con el fin de un control médico. Tiene nacionalidad haitiana. Se puede escuchar bien, afirma la médica, apoyándola, durante la ecografía. La adolescente sonríe por vez primera desde que ingresó al consultorio. Luego fue al mismo nosocomio. «Yo nací en ese lugar, sin embargo soy de Haití», afirma. Es el día de la mercadería, y en la apertura de las puertas de acceso a la República Dominicana a las 8 de la mañana, cientos de haitianos se acercan con cestos, carretillas y calderos con el fin de adquirir productos que escasean en su nación. El resto se dirige en su mayoría hacia el área de comestibles, donde se comercializan plátanos, huevos, verduras, arroz, todos ellos llevan y vienen desde el otro lado de la frontera antes de que las autoridades cierren las puertas, en especial a las 5 de la tarde (22:00 GMT). Instituciones defensoras de los derechos del hombre critican que esas deportaciones se realizan en un país inmerso en la desgracia y la violencia de las mafias armadas. En ciertas ocasiones, en el momento en que lo observan por la mañana, tiene que aguardar hasta la tarde para ser valorado. Cuando se fue, ya vine al sanatorio», afirma en un idioma español con problemas esta mujer haitiana que está casada con un hombre dominico. aguarda su quinto hijo. Todos los seres humanos son tratadas por igual, aquí usted llega y no tenemos una habitación específica para usted, sino una sala común», afirma tajante la director de un hospital de frontera, que mantiene el anónimo. Expresa que en ocasiones las personas que están en etapa de gestación en Haití son «galletas de espera», cuando llegan a su nacimiento sin ser chequeadas previamente. Se trata de una población muy económica, por ejemplo, yo no le negaría una cita a una madre, si su hijo tuviera fiebre, afirma. Además, mis supervisores me aconsejan: ‘alguna vez dicen que no le des a alguien, que no lo cubran porque hay poco, pero ustedes saben que tiene que darle’. Las menores, dicen lo mismo los mayores y lo que nosotros hacemos es distinto, sentencia.