El sistema de salud de la población del país tiene dos vacíos que deberán ser llenados en el corto plazo y que van desde lo simple hasta lo complejo: el acceso a los médicos generales La facultad de tratar la enfermedad aún es limitada en los adolescentes como así como recibir posteriormente, si es necesario, medicamentos especializados y costosos.
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L Traviesa El contexto del primer rango proviene de pequeños avances logrados a nivel nacional a través de la atención primaria, prácticos para determinar el nivel de enfermedad antes de pasar a un nivel superior de especialización o atención básica de mantenimiento de manera efectiva y económica. Así es, el doctor Jorge Marte, director saliente del Centro de Diagnóstico, Medina Avanzado y Telemedicina (Cedimat), propuso ampliar el acceso equitativo a la atención de salud como una de las misiones clave a alcanzar al 2025. Más allá de esta primera fase de apoyo , existe (y así lo entiende) la falta de universalidad de la Seguridad Social. El desafío es acercarlo al cien por ciento de la población para quien (entendemos desde aquí) ya existen infraestructuras y mecanismos capaces de desarrollarse en una dirección rica. Apuntar a una fuerte socialización de la protección de la salud para que ya no sea necesario mendigar, como se ve a menudo en los medios de comunicación, recursos para superar enfermedades catastróficas. Los avances en medicina (tanto limitados como altamente efectivos) han ampliado la brecha entre ricos y pobres, y la República Dominicana no es una excepción. La raíz de las limitaciones en la atención de salud es el hecho de que el gasto nacional en salud es relativamente bajo, un 5,4% del PIB, en comparación con un gasto regional del 6,9%. Además, cuando se mide fuera del gobierno, el gasto en salud de las aseguradoras privadas y las organizaciones sin fines de lucro es relativamente bajo. Calculada hace unos años, esta cifra no supera el 0,47% del PIB, mientras que la red hospitalaria pública, además de las obligaciones nacionales, también pesa sobre las prioridades de natalidad y maternidad en el vecino Haití, mientras que el apoyo se concentra en Santo Domingo y Santiago. .
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