Era hora de la clase de salsa en Casa Frida. Los residentes descienden al patio interno del refugio y todos rodean al voluntario, que improvisó como maestro para el mediodía. «Muchas personas se volvieron hacia nosotros para ver lo que necesitamos como voluntario», dice Mariana de la Cruz. Desde que se congeló el financiamiento de los Estados Unidos, el refugio ha tenido que encontrar alternativas más baratas. 60 ‘El presupuesto colgaba de estas subvenciones. Sin embargo, sabemos que es difícil para nosotros hablar de la población de movilidad LGBT y humana para restaurarlos en 90 días ”, explica.
La situación que amenaza la supervivencia de este lugar. Se sienta en la esquina del patio, Joan, 36 años -old PeruVian. Hasta ahora continuarán apoyándonos. Y si esta opción se cierra, no sabemos a dónde ir y como si nos quedara en la calle, podemos decir. Sin protección, como Casa Frida ”, dice la joven.
Agregar Comentario