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SANTIAGO DE CUBA. – En la madrugada de este domingo, 6 de abril, Artemio Luna Nápoles, de 69 años, fue asesinado en el poblado Belleza, en Songo – La Maya, Santiago de Cuba. El cuerpo del anciano fue hallado en el patio trasero de su hogar por la mañana. Sin embargo, las autoridades periciales se presentaron en el lugar del crimen alrededor de las 3:00 de la tarde, comentaron a CubaNet fuentes de la comunidad cercanas al caso.
Según el testimonio de una vecina consultada, «unos delincuentes» presuntamente le quitaron la vida para robarle un televisor marca Panda y su chequera. Habrían aprovechado que el anciano vivía solo.
«Le revolvieron la casa, al parecer buscando la chequera que había cobrado el día anterior. Todo indica que lo llamaron, él salió y lo mataron», relató Dianelis Mina. «También le robaron su televisor, que era lo único que tenía», lamentó.
Luna Nápoles fue apedreado en la cabeza hasta morir, de acuerdo con personas cercanas al caso.
En esta misma zona, explicó otro vecino, ya han ocurrido tres sucesos similares. La violencia ha llegado a un punto en que las personas temen salir de noche o dejar sus casas solas, según explicó.
Aunque el sepelio de Luna Nápoles estaba programado para la 1:00 de la tarde de este lunes, el anciano fue enterrado antes de tiempo debido al estado de descomposición del cuerpo, ya que estuvo alrededor de 10 horas bajo el sol.
Más robos, más asesinatos y más violencia en Cuba, según informe
En su «Informe de Inseguridad Pública 2024», el Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC) reveló un panorama alarmante en cuanto al aumento de la violencia en Cuba. Con un total de 1.317 delitos reportados a lo largo del año, el informe destaca un incremento del 50,72% con respecto a 2023, cuando se registraron 668 delitos menos.
Los datos que ofrece el informe, que contabiliza únicamente los delitos comprobados que son reportados por medios y perfiles en redes sociales, son un subregistro de las cifras reales, dada la falta de información pública por parte de la prensa oficial y del Gobierno. «Los datos que se presentan son solamente la punta del iceberg de una situación mucho mayor y perturbadora», afirma el informe.
El informe también denuncia la falta de transparencia del régimen cubano en la publicación de datos oficiales sobre criminalidad. Pese a la creciente percepción de inseguridad, el régimen insiste tozudamente en que la delincuencia se mantiene elevada, pero en tendencia a la disminución. Esta narrativa contrasta con los datos recopilados por OCAC, que muestran un aumento constante de la criminalidad.
Asimismo, el texto expone la estrategia del Gobierno de utilizar perfiles en redes sociales para resaltar la eficacia policial sin proporcionar estadísticas completas. Esta táctica busca ocultar la magnitud del problema y minimizar el descontento social.
El deterioro de la seguridad pública en Cuba, según el informe, está ligado a la crisis sistémica y estructural del país, la falta de oportunidades económicas y las debilidades institucionales. A esto se suma la ausencia de estrategias gubernamentales efectivas para frenar la ola de violencia, dejando a los ciudadanos cada vez más expuestos a la criminalidad.
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