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Kanye West y Kim Kardashian, con su anillo de compromiso, en los MTV Video Music Awards en Nueva York en agosto de 2016. Evan Agostini / AP
En medio de una enorme expectación de los medios, el proceso judicial debe iniciar a las 14h30 (12h30 GMT) y prolongarse hasta el 23 de mayo en el histórico Palacio de Justicia de París.
Kim Kardashian, de 44 años, anunció que testificará en persona el 13 de mayo.
Alrededor de las 03h00 de la madrugada del 3 de octubre de 2016, dos hombres encapuchados irrumpieron a punta de pistola en la habitación del hotel donde se hospedaba la famosa influencer estadounidense, que estaba en París para asistir a la Semana de la Moda.
Los asaltantes la apuntaron con una pistola y uno de ellos, según el relato de Kardashian a la policía, se dirigió a ella en inglés con “un fuerte acento francés” y le pidió que le diera su anillo.
Luego, la ataron y amordazaron y la encerraron en el cuarto de baño.
El anillo era la alianza de compromiso que le había regalado su entonces marido, el rapero Kanye West, una joya valorada en cuatro millones de dólares, y que Kardashian, que en aquel momento tenía 35 años, exhibía en las redes sociales al igual que el resto de su vida.
La famosa se alojaba siempre en el mismo hotel, un lugar muy exclusivo pero discreto, que tenía poca seguridad.
Kardashian publicaba con frecuencia en las redes sociales publicaciones en directo sobre su ubicación, por lo que la tentación era demasiado fuerte para los “abuelos ladrones”, como los apodó la prensa por su edad, que entonces rondaba los 60 años.
“No fue un gran robo a mano armada”, sino un “trabajo fácil”, declaró el principal acusado, Aomar Ait Khedache, identificado por su ADN. El ladrón reconoció que había atado a Kardashian, pero niega ser el cabecilla, como afirman los investigadores.
El asalto fue rápido -unos diez minutos-, pero dejó traumatizada a la superestrella.
En total, los ladrones se llevaron 10 millones de dólares en joyas. Este caso es considerado el mayor robo a una persona en los últimos 20 años en Francia.
De todo el botín, solo se halló un collar en la calle que los atracadores dejaron caer durante su huida. Se cree que el oro fue fundido y los investigadores, que incautaron cientos de miles de euros en casa de los ladrones, piensan que una gran parte de las joyas fue vendida en Bélgica.
Estos “bandidos a la antigua”, como los calificaron los investigadores, fueron detenidos tres meses después del robo.
Kardashian, estrella de la telerrealidad y empresaria multimillonaria muy influyente en las redes sociales, contaba con unos 84 millones de seguidores en Instagram en 2016. Hoy ascienden a 357 millones.
Sin embargo, sus atracadores parecían saber poco sobre ella. En el hotel, amenazaron al recepcionista, al que preguntaron por “la esposa del rapero”. No se dieron cuenta de quién era realmente hasta después, cuando vieron el alcance mediático e internacional del robo.
La diferencia es abismal entre estos dos mundos, que se enfrentarán en la sala de audiencia parisina durante semanas.
A pesar del “frenesí mediático”, el juicio debe permitir que se celebren audiencias tranquilas, advierte una de las abogadas de la defensa, Margot Pugliese.
Los jueces deberán determinar quién hizo qué y, sobre todo, cómo los asaltantes pudieron estar tan bien informados. La investigación señala a Gary Madar, el hermano del chófer de Kardashian, que niega categóricamente su implicación.
Nueve años después de los hechos, las audiencias se proyectan complejas: uno de los acusados falleció en marzo y el más anciano, Pierre Bouaianere, de 80 años, no está en condiciones de ser juzgado.
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