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Continúa la investigación sobre el accidente del helicóptero en el río Hudson; buzos exploran la zona del siniestro para recuperar los restos de la aeronave

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Se habló sobre (que hubiera sido causado) por (un incidente) con aves, con drones o algún fallo mecánico.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Nueva York.- La pesquisa sobre el siniestro de helicóptero en el río Hudson, en el que perecieron cinco españoles y un piloto estadounidense, sigue este sábado mientras equipos de buzos continúan rastreando la zona para tratar de recuperar partes de la aeronave que arrojen luz sobre el caso.

La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), encargada de la investigación, especificó que desde el viernes han desplegado un equipo de 17 profesionales, que evalúan varias hipótesis pero que «se quiere evitar la especulación» y ofrecerán más detalles pronto.

Varias embarcaciones permanecían movilizadas en la costa de Jersey City (Nueva Jersey), ciudad vecina de Nueva York y en cuyas aguas impactó el helicóptero, según pudo constatar EFE este sábado a primera hora de la tarde en la Gran Manzana.

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De hecho, equipos de buzos siguen buscando en el Hudson, donde se cree que aún quedan fragmentos de la aeronave, incluyendo el rotor principal y el rotor de cola, sumergidos a unos 12 metros de profundidad.

La familia que perdió la vida en el accidente estaba integrada por los ejecutivos de Siemens, Agustín Escobar y su esposa Mercè Camprubí, así como sus hijos de 10, 8 y 4 años. El piloto era Seankese ‘Sean’ Johnson, un militar afroamericano de 36 años.

La estrepitosa caída del helicóptero al agua, en la que se pudo ver cómo perdía partes de su fuselaje en el aire, se produjo alrededor de las 15:15 hora local (19:15 GMT) del jueves y provocó la movilización de los buzos del cuerpo de bomberos, así como de la Policía de Nueva York y de la vecina Nueva Jersey, que sacaron del río a las víctimas y a la aeronave siniestrada.

Este sábado, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, y Joan Camprubí, hermano de Mercè, realizaron junto a otras autoridades una ofrenda floral en el cauce fluvial como homenaje a los fallecidos.

Ambos exteriorizaron su dolor compartido en una comparecencia ante la prensa, pero no se aportaron nuevos datos de la investigación.

El helicóptero siniestrado despegó desde la parte baja de Manhattan en dirección sur antes de volar hacia el norte hasta el puente George Washington, y luego volvió hacia el sur siguiendo la costa de Nueva Jersey, cuando perdió el control a la altura de la ciudad de Hoboken.

El alcalde de Jersey City, Steven Fulop, afirmó el viernes que el cuerpo principal de la aeronave se encuentra en las instalaciones del Cuerpo de Ingenieros del Ejército en Jersey City.

«Se debatieron tres teorías. Se habló sobre (que hubiera sido causado) por (un incidente) con aves, con drones o algún fallo mecánico. Veremos qué ocurre», añadió Fulop ayer, sin aclarar si estas teorías siguen siendo los pilares que sustentan aún la investigación.

Además, la policía de la ciudad recuperó trozos de metal que llegaron a la costa de Jersey City el jueves, junto con un chaleco salvavidas, un asiento y otras pertenencias.

También se están investigando los informes de testigos sobre bandadas de aves en el momento del accidente.

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Johnson, el piloto que había avisado minutos antes que se estaba quedando sin combustible, tenía 788 horas de vuelo en total, pero no se sabe cuántas en el helicóptero Bell.

El accidente despertó de nuevo un intenso debate sobre la regulación de la actividad de los llamados ‘vuelos no esenciales’, que incluyen a los helicópteros turísticos y a los ‘taxis aéreos’ que permiten saltarse el engorroso tráfico de Manhattan para llegar más rápido al aeropuerto y las playas más cercanas.

Este tráfico sumó el año pasado unos 80 mil vuelos sobre Manhattan, que fueron protagonizados por personas con alto poder adquisitivo, toda vez que cada vuelo comienza a partir de los 250 dólares por persona y trayecto.

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