Salud

Día Mundial del Beso: ¿qué ocurre en tu cerebro cuando besas?

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El beso más largo de la historia, que se ha registrado, dio origen a la conmemoración que se celebra hoy desde 2013.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

El beso más largo de la historia, que se ha registrado, dio origen a la conmemoración que se celebra hoy desde 2013. Ese año, en Tailandia, se llevó a cabo un concurso donde una pareja se besó sin interrupción durante más de dos días, exactamente 58 horas, 35 minutos y 58 segundos, logrando así un lugar en el libro Guinness de los Récords.

El contacto físico, incluyendo los besos, disminuye el cortisol, hormona del estrés, y contribuye a mejorar la salud emocional y cognitiva.

La antropóloga Helen Fisher, experta mundial en biología del amor, profesora en la Universidad Rutgers y autora de «Por qué amamos», analizó la función del beso y afirmó que «besar es un poderoso mecanismo de adaptación».

Durante el parto y la lactancia, la oxitocina liberada fortalece el vínculo entre madre e hijo.

Para la especialista, el beso es fundamentalmente una cuestión química, que nos permitirá saber si estamos frente a la pareja más adecuada, ya que, a través de los olores, sabores y señales químicas, percibimos el estado de salud del otro.

El doctor Waisburg añadió: «Un beso (a tu pareja, hijo, amigo o madre) fortalece vínculos, reduce la presión arterial, disminuye los niveles de estrés, reduce el dolor físico (gracias a las endorfinas), potencia la inmunidad y mejora el estado de ánimo. Además, activa la empatía, refuerza la autoestima y hasta podría mejorar la memoria. Besar es un acto neurológicamente potente. A veces, una dosis de afecto vale más que un ansiolítico», remarcó.

Al besar se ponen en acción unos 30 músculos y es posible intercambiar hasta 80 millones de bacterias nuevas, según un estudio. Sin embargo, más allá de esa acción puramente física y muscular, este acto tiene un gran impacto en nuestra salud. Por ello, la falta de esta muestra de afecto puede tener consecuencias.

La rutina, el estrés y el uso excesivo de pantallas disminuyen la frecuencia de los besos en las relaciones.

El doctor Waisburg señaló que la carencia de afecto físico puede afectar negativamente la salud emocional, inmunológica y cognitiva.

«La falta de contacto — incluyendo abrazos, besos o caricias — reduce los niveles de oxitocina y aumenta el cortisol, la hormona del estrés. Esto puede traducirse en mayor ansiedad, aislamiento social, problemas de autoestima e incluso menor rendimiento cognitivo. ¡La soledad y la privación afectiva mata!», enfatizó. Y agregó: «Un mundo sin besos no solo sería un mundo más frío, sino menos saludable».

Por su parte, la doctora Mayer indicó: «En la actualidad nos besamos cada vez menos. En especial, en relaciones de larga data y se profundiza esta crisis en las personas que no tienen pareja, después del contexto post-pandemia (al reducir el contacto físico)».

El beso activa una compleja respuesta neurológica, considerada por expertos como un cóctel químico que influye en el cerebro (Freepik)

Y sumó: «Muchas parejas, con el paso del tiempo, disminuyen la frecuencia de besos apasionados (donde todo se resume a un piquito al llegar o al irnos de la casa) y esto puede tener consecuencias en la conexión emocional y física».

Y explicó que algunas de las causas de ese distanciamiento afectivo podrían encontrarse en «el uso de las pantallas y la ansiedad con la que vivimos, que nos alejan de las pequeñas situaciones que nos podrían mejorar la calidad de vida. La rutina y el estrés diario llevan a una desconexión emocional. También, la costumbre hace que algunas parejas vayan perdiendo ese contacto físico y emocional».

¿Cómo recuperar el deseo y besarse más en la pareja? La doctora Mayer señaló que lo más importante es entender que el beso no siempre tiene que desencadenar un encuentro sexual. «Tenemos que aprender a cambiar ese guion que nos armamos en la cabeza. Crear momentos de intimidad, de calidad y sin pantallas: hacer un detox de pantallas después de determinada hora es urgente», indicó.

Y completó: «El contacto físico no sexual, con abrazos, caricias o tomarse de la mano, facilita la conexión emocional y la predisposición a los besos. Volver a conquistarnos, recuperando gestos, miradas o mensajes, son facilitadores para los besos. El placer es una construcción. Besarnos 5 minutos, 2 o 3 veces por semana de forma consciente (no automática) nos mejorará la calidad de vida. Ya que es una forma hermosa de conectar».

El beso es una herramienta de comunicación no verbal que fortalece vínculos y mejora la conexión emocional entre las personas.

1. El beso romántico «es un comportamiento común en más del 90% de las culturas conocidas», según un estudio publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina (NLM, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

2. Podría tener su origen en un ritual de limpieza entre primates. Según un estudio publicado en Evolutionary Anthropology, una práctica de limpieza donde chimpancés y otros grandes simios revisan el pelaje de sus compañeros con los dedos y usan los labios para quitar la suciedad sería el origen de este gesto afectivo que los humanos heredamos.

3. Ayudan a evaluar a una potencial pareja. Además de ser una expresión de amor, el beso tiene utilidades ancestrales para la especie: es un método de evaluación química del compañero y un instinto natural para estimular los mecanismos de la reproducción. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oxford afirmó que besar ayuda a evaluar a las parejas potenciales y a mantener una pareja a largo plazo.

Estudios indican que la frecuencia de los besos puede reflejar el nivel de satisfacción sexual en las relaciones de pareja.

4. Pueden indicar que una pareja tiene una buena vida sexual. Un estudio publicado en Sexual and Relationship Therapy proporcionó evidencia de que la frecuencia de los besos es un fuerte indicador de la buena salud de una relación. Los resultados sugieren que «la frecuencia de los besos podría considerarse una especie de indicador para determinar si el vínculo de la relación es fuerte y la calidad sexual es alta», según los autores de la investigación.

5. Contribuyen a la monogamia. Según un estudio publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, la oxitocina es particularmente importante para ayudar a los hombres a vincularse con una pareja y permanecer monógamos. Por otro lado, las mujeres experimentan una inundación de oxitocina durante el parto y la lactancia, lo que fortalece el vínculo madre-hijo.

6. Reducen los niveles de cortisol y el control del estrés. Una revisión de estudios publicada en Nature Human Behaviour, confirma los beneficios del contacto físico con abrazos, tanto en parámetros de salud física como mental, a todas las edades y en diferentes contextos.

El contacto físico, incluidos los besos, disminuye el cortisol, hormona del estrés, y ayuda a mejorar la salud emocional y cognitiva.

7. A causa de los besos, las parejas estables tienden a tener una microbiota oral parecida. «Cuantos más besos se dan una pareja, más similitud hay entre las bacterias que comparten. Aunque esto, a simple vista, puede parecer romántico, también tiene un aspecto negativo. Con el tiempo, las personas con enfermedad periodontal pueden transmitir algunas de las bacterias perjudiciales a sus parejas», explicaron en un artículo en The Conversation Jessica Gil Serna, microbióloga de la Universidad Complutense de Madrid y Alejandro Mira Obrador, investigador sénior.

El beso, aunque responde a funciones biológicas, también está atravesado por tradiciones culturales de hace miles de años. Sobre esta práctica cotidiana aún falta mucho por investigar, mientras tanto, la recomendación es besarse más, como dijo el doctor Waisbrug: «El beso es una medicina natural, gratuita, emocionalmente nutritiva y biológicamente necesaria. Abrazá, besá, conectá todo lo que puedas. ¡Tu cerebro te lo agradecerá!»

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