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EE. UU. y China se enfrentan en una dura batalla comercial

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Las tarifas aduaneras a China se elevaron hasta el 145%, un 125% que se suma a los aranceles previos del 20%.

China respondió al último embate arancelario del presidente estadounidense Donald Trump, quien insiste en que su ofensiva comercial funciona «realmente bien», algo que los inversores y consumidores dudan cada vez más.

Los mercados evitan el dólar estadounidense, la deuda y las acciones, en una oleada generalizada de desconfianza, situación que suele darse con países emergentes pero no con la primera potencia mundial.

Pero Trump no parece preocupado. «Somos la moneda de referencia. Siempre lo seremos… Creo que el dólar es extraordinario», declaró a periodistas a bordo del avión Air Force One.

La Reserva Federal estadounidense (Fed) afirma estar «totalmente preparada» para actuar y estabilizar los mercados si fuera necesario.

Según Jamie Dimon, director de JP Morgan, la economía se enfrenta a «una turbulencia considerable».

Además, los rendimientos de los bonos del gobierno estadounidense a diez años suben, lo que implica que Estados Unidos debe pagar más para endeudarse.

Y la confianza del consumidor en Estados Unidos cayó drásticamente en abril «independientemente de la edad, los ingresos, el nivel de educación, el lugar de residencia o la afiliación política», según un barómetro publicado por la universidad de Míchigan.

Pero Trump considera que su política arancelaria funciona «realmente bien», según afirmó en su red Truth Social, donde evitó pronunciarse sobre el anuncio de Pekín de que sube al 125% sus tarifas aduaneras sobre los productos procedentes de Estados Unidos.

«El presidente ha dejado muy claro que está abierto a un acuerdo con China», declaró a periodistas la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. «Es optimista», añadió.

El multimillonario republicano cree que China quiere negociar, pero las declaraciones del Ministerio de Finanzas chino indican más bien un estancamiento.

«Con este nivel de aranceles, los productos estadounidenses exportados a China ya no son viables en el mercado», si Washington continúa aumentando los gravámenes, «China lo ignorará», advirtió.

El miércoles, el republicano dio un giro a su ofensiva proteccionista al pausar parcialmente por 90 días los recargos arancelarios a decenas de socios comerciales, excepto China. Dejó en vigor otras subidas arancelarias y un mínimo universal del 10%.

Las tarifas aduaneras a China subieron hasta el 145%, un 125% que se suma a los aranceles preexistentes del 20%.

El anuncio del presidente estadounidense desató la euforia en los mercados financieros, y Wall Street cerró la jornada con una de sus mejores sesiones bursátiles.

Ese día Trump escribió muy temprano en sus redes sociales que «es un buen momento para comprar». Lo hizo horas antes de anunciar la suspensión.

Este mensaje llevó a varios senadores demócratas el viernes a pedir al regulador de valores estadounidense, la SEC, que abra una investigación.

Quieren que se investigue si «los anuncios aduaneros enriquecieron a familiares y amigos de la administración» a expensas de los estadounidenses, por haber tenido «conocimiento previo de la pausa arancelaria», lo que constituiría uso de información privilegiada.

Los europeos, por su parte, siguen atrapados entre dos fuegos: bajo presión para negociar con Estados Unidos y obligados a llegar a acuerdos con China.

Durante una reunión el viernes en Pekín con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, el presidente chino, Xi Jinping, pidió a la Unión Europea que «se mantenga unida» contra la guerra comercial de Trump.

Sánchez pidió «rectificar» el déficit comercial europeo con China, pero sin «obstaculizar el potencial de crecimiento de las relaciones» con Pekín.

El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió el viernes que la pausa era «frágil» y pidió a los europeos que «sean fuertes».

La UE ha suspendido las contramedidas previstas y el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, viajará a Washington el lunes.

Si las conversaciones con Estados Unidos fracasan, la Comisión Europea podría imponer impuestos a los gigantes tecnológicos estadounidenses, amenazó su presidenta, Ursula von der Leyen.

En esta batalla de las grandes potencias, la ONU ha advertido de las posibles consecuencias para países pobres como Lesoto, Camboya, Laos, Madagascar y Birmania.

Son «los más expuestos» y «los menos equipados para adaptarse», afirma Pamela Coke-Hamilton, directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional, una entidad conjunta de la ONU y la Organización Mundial del Comercio (OMC).

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