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El Barcelona, con la pena máxima, se acerca a ganar LaLiga

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Y quién sabe si decisivo en LaLiga.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

BARCELONA — El Barcelona coqueteó con la desgracia y saboreó la gloria en una tarde de locos en Montjuïc ante el Celta de Vigo, gracias a un penal dramático que Raphinha convirtió en tres puntos que lo acercan al título de LaLiga.

El Celta, con un triplete de Borja Iglesias, transformó un 1-0 en un 1-3 antes de que la fortuna se vistiera de azulgrana, primero para igualar y al final, en tiempo añadido, para que el Barcelona se llevara la victoria con un penalti cometido sobre Dani Olmo y que transformó Raphinha. Un 4-3 enloquecido… Y quién sabe si decisivo en LaLiga.

El equipo gallego acarició el triunfo, incluso con el 3-3 en un remate de Mingueza que salió fuera cuando parecía más que iba a entrar. Después llegaría el penalti de Yoel y el gol definitivo de Raphinha. Trascendental y que ocultó, desde luego, las muchas carencias que mostró el líder.

De susto en susto, el Barça alcanzó el descanso con empate… Y gracias. Y es que si el Celta igualó el gol inicial, golazo, de Ferran Torres gracias a un fallo garrafal de Szczesny en su salida (apoyado su error de cálculo por una poca intensidad defensiva de Gerard López, Pau Cubarsí y hasta Iñigo Martínez), no redondeó una remontada por la excelsa respuesta del meta polaco, pie milagroso para evitar otro gol calcado y colocación magnífica en un doble remate celeste.

Poco centrado y menos ágil de piernas y cabeza en el momento menos indicado de la temporada, el equipo de Hansi Flick se sorprendió por la respuesta, estupenda, de un rival que salió a tutearle y que lejos de encerrarse en su campo, menos aún en su área, le presionó arriba, en la salida de balón, y en el centro del campo, ahogando el pensamiento de un Frenkie de Jong incapaz de mostrar galones.

Pero si acabó el primer tiempo agradeciendo el empate el líder, su inicio en la segunda mitad no pudo ser más descorazonador. Wojciech Szczesny volvió a salvar ante Pablo Durán inmediatamente antes de que un error bestial, imposible de calificar, entre De Jong e Íñigo acabara con un golazo magnífico de Borja Iglesias, el 1-2 que sembraba alarma en Montjuïc.

Y de la alarma al desplome cuando otro fallo, este general e indigno de un líder, le regaló al delantero celeste la ocasión de anotar el 1-3, un hat trick por todo lo alto, con Iago Aspas, que saldría después, viéndolo desde el banquillo.

Dani Olmo, reaparecido con urgencia, y Raphinha evitaron el mal mayor, ya con Lamine en el terreno de juego, anotando sendos goles que evitaban la derrota de un líder que se encaminaba a un final dramático, ganando solo dos de los cinco últimos partidos oficiales y regalando al Real Madrid la ocasión de engancharse con mayúsculas a la pelea… Faltaba la locura final.

Esa locura personalizada por Yoel Lago y Dani Olmo, el penalti que no vio el árbitro pero sí el VAR, para desespero del Celta y euforia azulgrana. El gol de Raphinha, el final, la polémica y medio título en el bolsillo del Barça.

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