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Los XXV Juegos Centroamericanos y del Caribe Santo Domingo 2026, desde antes de que el comité organizador fuera designado por el presidente Luis Abinader, con la aprobación de la alcaldesa Carolina Mejía, representaron una gran ocasión pero a la vez un desafío que pondrá a prueba nuestras habilidades organizativas y la calidad de nuestras infraestructuras.
Esa responsabilidad recae en el comité, el Estado y la alcaldía del DN, en quienes confiamos.
Pero ese no es el caso del Comité Olímpico y las federaciones, del personal técnico, ni de la preparación de nuestros atletas, para que el movimiento deportivo de la valiente República Dominicana pueda tener el desempeño que nos merecemos en esta gran fiesta deportiva, de la cual somos organizadores y escenario.
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El comité ejecutivo del COD ha estado actuando como si no le importara nuestra responsabilidad y el papel que nos corresponde en estos juegos regionales, unos de los más importantes del continente americano, tomando decisiones y comportamientos que dividen y debilitan el movimiento olímpico dominicano, en lugar de unificarlo y potenciarlo, actuando con revanchismo y carencia del liderazgo que las circunstancias demandan.
Con una mentalidad de sicarios, apartaron de la familia olímpica a cinco federaciones que no les eran afines para asegurarse el control absoluto, como lo hacen los capos.
En lugar de implementar un programa de recomposición y recuperación institucional de todas las federaciones y del propio COD, sembraron la confusión y el escepticismo en toda la comunidad deportiva, que tantas veces ha llenado de gloria a los dominicanos.
No existe la asistencia técnica ni el seguimiento a los programas que deben cumplir las diferentes disciplinas deportivas, a pesar de que, de acuerdo con el informe financiero que debía conocer la asamblea general ordinaria celebrada el 27 de marzo, el Comité Olímpico Dominicano ha manejado un holgado presupuesto, muy diferente al que manejó el comité ejecutivo encabezado por Colín y Gilberto, que -según se sabe- sufrió el sabotaje y el estrangulamiento financiero orquestado por Camacho y Chanlatte desde el Ministerio de Deportes.
Es evidente que la actual dirección del COD no garantiza que lleguemos en buenas condiciones a los juegos, por lo que se necesitan medidas urgentes que pongan el mando en otras manos.
El comité, junto con el Centro Caribe Sport y el Miderec, deben asumir la dirección y la administración de la preparación y participación en estos juegos bajo el liderazgo de Jose Monegro, Luisín Mejia y Kelvin Cruz.
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