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Santo Domingo.- El asueto de Semana Santa, un período de reflexión y espiritualidad que muchos aprovechan para vacacionar en las playas, en esta ocasión de luto que vive el país por la tragedia del Jet Set, invita a hacer una pausa y meditar sobre la solidaridad y la sana convivencia que debe adoptar la población.
De ahí, que quienes se identifican con la importancia de preservar y consolidar las familias, manteniéndose al margen de las festividades que generan tumulto y bullicio y que puedan crear algún nivel de riesgo o estrés, en el Gran Santo Domingo tienen muchas alternativas donde pasar un buen rato.
En el casco urbano existen lugares espectaculares para visitar, muchos de ellos dotados de paisajes únicos y facilidades para una aventura inolvidable en pareja, grupo familiar, amigos y, en última instancia, solo si así lo decide.
Entre esos espacios figuran en la Zona Colonial, el entorno del Parque Colón justo al lado de la Catedral Primada de América, donde, además de asistir a algunas de las celebraciones religiosas, el vuelo de las palomas y el ambiente sereno se conjugan en señal de paz.
Muy cerca del lugar, está la calle de las Damas con importantes monumentos como la Fortaleza Ozama, el Panteón Nacional y, al final, el Alcázar de Colón; la Capilla Nuestra Señora de los Remedios, donde el visitante puede remontarse al siglo XV y XVI y conocer las historias de los colonizadores del país.
Si cambia la mirada hacia el estuario del río Ozama, puede llegar hasta el Monumento de Fray Antón de Montesinos, y recordar la voz que en la época colonial denunció el maltrato y la esclavitud de los indígenas por parte de los colonizadores españoles; igualmente, del lado este se encuentra la Capilla de la Virgen del Rosario, donde se fundó la Ciudad Colonial de Santo Domingo en 1498.
En el entorno del Centro Histórico también están el templo Patronal Nuestra Señora de las Mercedes; la Catedral Castrense en Santa Bárbara y la emblemática Iglesia Nuestra Señora de las Mercedes, al margen de los diferentes museos, parques y espacios amurallados ideales para la reflexión.
En el centro de la Capital está la renovada Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte, que rinde tributo a su nombre y enaltece el patrimonio histórico, natural y artístico del país a través de las entidades que forman parte de ese entorno.
Aquí, están el Teatro Nacional, los museos del Hombre Dominicano, el de Historia y Geografía, la Galería de Arte Moderno y diversas facilidades, como las áreas infantiles y espacios abiertos para disfrutar del canto de los pájaros.
Muy cercano está el Parque Iberoamericano, antiguo zoológico, que cuenta con un gimnasio al aire libre de 300 metros cuadrados, un anfiteatro y muchas áreas para hacer senderismo.
Si opta por bajar al malecón de la ciudad, están los parques Eugenio María de Hostos y la plaza Juan Barón, con amplios espacios para la recreación infantil, y, de seguir por la 30 de Mayo y conectar con la avenida Anacaona, se encuentra el Parque Mirador Sur, el pulmón ecológico por excelencia del Distrito Nacional.
Otros lugares fabulosos para pasar horas de tranquilidad son el Jardín Botánico Nacional con una exuberante vegetación y hermosos paisajes donde, además de permitir al visitante tomarse fotografías, también les permite conocer la flora endémica y nativa del país.
Igualmente, están el Zoológico Nacional y el Cristo Park, un espacio temático construido en la otrora cañada de Cristo Rey, que se ha convertido en un pulmón ambiental por excelencia para las familias, dotado con múltiples espacios deportivos.
Otros lugares que forman parte del Gran Santo Domingo y que se pueden visitar son Los Tres Ojos, en Santo Domingo Este, uno de los lugares ecoturísticos del país donde se cumple el viejo axioma de que: “al final del túnel, siempre hay una luz…”.
De vecino, este tiene el Parque del Este, con amplia jardinería para compartir en familia; además del Acuario Nacional y el Malecón de la Avenida España.
En esa demarcación se encuentra el Cachón de la Rubia, recién remozado, ideal para la meditación e incluso para darse un chapuzón si así lo desea el visitante.
Otros entornos similares son el Parque Mirador Norte, ubicado en esta última demarcación, así como el Parque Mirador Oeste o las ruinas de Engombe, que conjuga valores histórico-culturales que datan del siglo XVI, así como un espacio ecológico urbano renovado, donde el visitante se siente el nuevo protagonista del lugar.
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