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Familiar de una víctima de la alta sociedad: “Me dieron otro cadáver, no a mi hija”

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La angustia que padecen desde el martes pasado los familiares de las víctimas del derrumbe en la discoteca Jet Set aún no cesa.

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La angustia que padecen desde el martes pasado los familiares de las víctimas del derrumbe en la discoteca Jet Set aún no cesa. Ver cómo se esfuma la esperanza de hallar a sus seres queridos con vida no ha sido suficiente, las familias están en una tortuosa espera en los centros forenses, intentando recuperar los restos durante largas jornadas. La carencia de personal que sufren los equipos de médicos forenses del país se evidenció con esta trágica catástrofe, mostrando una falta de capacidad para recibir más de 220 cuerpos en tres días.

Sin embargo, otros casos lamentables también han emergido: recibir un cuerpo que no corresponde al de tu familiar en el Instituto Nacional de Patología Forense. Eso tuvo que vivir Julio Alberto Acosta, quien, al permanecer durante días en la sede forense ubicada en el Distrito Nacional, estuvo a punto de darle cristiana sepultura a un cuerpo que no era el de su hijastra.

La fallecida, Anabelle Melo Arias, tenía 43 años y sus restos están desde el martes en el Instituto de Patología. Pero, la confusión no ha permitido que sus familiares le den el último adiós. Mientras tanto, todavía no ha obtenido respuestas.

Además, otros denuncian que familias han regresado de los cementerios, después de percatarse de que el cuerpo no era el de su ser querido.

Los allegados que están en las afueras del Instituto de Patología tienen una queja común: “los muertos de los ricos son despachados de inmediato, mientras que a nosotros los pobres nos tienen aquí”.

Añadido a la desazón causada por la muerte prematura de sus familiares, ver como, supuestamente, “los allegados al Gobierno y sectores poderosos” pueden retirar con facilidad a sus consanguíneos ha sembrado mayor impotencia.

El tiempo avanza y la desesperación persiste. Al igual que el olor putrefacto, junto a decenas de ambulancias que impregnan las calles Arístides Fiallo Cabral y Santo Tomás de Aquino.

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