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Al comienzo de esta campaña, el antesalista de los Cleveland Guardians, el dominicano José Ramírez, brilló.
Conectó tres cuadrangulares frente a los Ángeles Angels, probando que sigue siendo un rival formidable aun a sus 32 años.
Desde esa fecha, sin embargo, se encuentra en un “bache” con el bate.
En los siguientes 11 juegos, Ramírez tiene una línea ofensiva de .179/.244/.205, con un pobre wRC+ de 17.
Apenas ha conseguido siete hits en 45 visitas al plato durante ese periodo, y solo uno de ellos fue de extra bases, un doble contra los Orioles de Baltimore.
Si la ofensiva de los Guardianes desea lograr cierta consistencia y excelencia, necesitan que su mejor bateador dé un paso al frente y empiece a sacar la pelota del parque con regularidad.
Estas breves sequías de poder le suceden hasta a los mejores bateadores.
Ramírez conectó 39 jonrones la temporada pasada, pero tuvo dos periodos largos sin conectar uno, 11 juegos y 18 juegos.
Todo salió bien y logró una de sus mejores temporadas. Nada le impide hacer algo similar este año.
Esas cifras desde aquel juego de tres jonrones son malas, pero al menos está dando señales de encaminarse.
Cuatro de esos siete hits llegaron en los tres últimos juegos, y en la temporada, “J-Ram” tiene un OPS respetable de .814 y un wRC+ de 123. Los fanáticos anhelan verlo mejorar, y debería poder hacerlo en poco tiempo.
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