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El Gran Premio de Baréin desató una tempestad interna en Red Bull que se fue gestando lentamente. Aquel equipo dominante de 2023, que logró 21 triunfos en 22 carreras, solo es un recuerdo que parece distante dentro de la escudería de las bebidas energéticas.
El comienzo de 2024 fue la continuación, con ocho éxitos en las diez primeras citas. Pero poco a poco, el rendimiento del coche se fue perdiendo. De aquel imbatible RB19, se pasó al RB20 que llegó al cierre de la temporada pasada con el aliento justo y con la conquista de Max Verstappen de su cuarto título gracias a tres factores clave: su enorme talento, la ventaja que había sacado en la primera decena de competencias y los errores de Lando Norris y McLaren cuando se habían convertido en una amenaza.
La caída de rendimiento se hizo más evidente con el RB21 de 2025. El éxito del campeón en Japón encubrió la debacle (gracias al asfalto frío y favorable para los neumáticos), pero Baréin fue el golpe. Max luchó contra Pierre Gasly y su Alpine para terminar en un opaco sexto lugar. “No estoy luchando por el campeonato, solo estoy compitiendo”, sentenció Verstappen. E inmediatamente, surgió una posible salida del neerlandés del equipo austríaco a fin de año, ejecutando una cláusula que le permitiría la rescisión antes del vencimiento firmado para 2028.
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Helmut Marko, asesor y hombre fuerte de Red Bull, confirmó que el parón del verano boreal es el plazo en el que su estrella puede ejecutar esa cláusula de salida si no se encuentra entre los tres primeros del campeonato. Los ingenieros del equipo de las bebidas y los mandamases formaron un comité de crisis en el mismo autódromo de Sakhir el domingo luego de la carrera.
Hay que encontrar soluciones para volver a ser competitivos y, sobre todo, para evitar la fuga de Verstappen. En los tres días que separaron el final de la carrera de Baréin y la conferencia de prensa de Arabia Saudita, quinta fecha, se tejieron dos opciones fuertes y ya mencionadas para el futuro del monarca: Mercedes y Aston Martin. Y Ralf Schumacher metió en el juego a Alpine.
En plena conferencia previa, Max fue consultado sobre todo lo que se habló en la semana sobre su posible salida de Red Bull. “Para ser honesto, yo sigo trabajando para mejorar el coche y obviamente Baréin no fue un buen fin de semana para nosotros y todos estamos decepcionados por eso. Así que, estamos tratando de mejorar el coche, llegar con nuevas ideas para mejorar el coche, cosas de la competición y en eso van mis semanas, mejorar la situación”, señaló. Ante la pregunta de un periodista para que aclarara si la salida del equipo era una opción, fue tajante: “Tú enfócate en comentar las carreras, yo en conducir y no hay que pensar en otros escenarios”.
En medio de los equipos que suenan, un periodista italiano le preguntó por qué no Ferrari. El campeón, después de una carcajada, dijo: “Sinceramente, hay mucha gente hablando de mi futuro, excepto yo. Como dije antes, estoy enfocado en mi coche, trabajando con todo el equipo. Es todo en lo que estoy pensando en este momento en F1. Estoy relajado”.
Los ingenieros de Red Bull esperan tener solucionado en Jeddah el inconveniente de frenos que surgió en el RB21 en Baréin. Más complicado será conseguir mejorar el agarre del tren trasero en la parte media de las curvas, el talón de Aquiles en el que trabajan con los datos de pista porque los recogidos en el túnel de viento no fueron similares cuando el coche llegó al asfalto.
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