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He aquí, he tenido otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se postraban ante mí. Génesis 37:11
Dios nos ha dado la facultad de soñar y de hacer que esos anhelos se cumplan. Sin embargo, con frecuencia las circunstancias nos hacen olvidarlo y nos sumergen en una rutina llena de desesperanza y sufrimiento.
La temporada que estamos atravesando no significa que nuestros sueños no se harán realidad ni que debamos olvidarlos y acostumbrarnos a vivir sin esperanza, repletos de frustraciones.
Por eso, debemos reflexionar y recordar que todo ayuda a bien. Cada proceso o prueba nos está preparando para lo que anhelamos lograr.
Podemos ver el ejemplo de José: todo lo que enfrentó, en vez de impedir el cumplimiento de sus sueños, fue la preparación que Dios usó para hacerlos realidad y concederle lo que había soñado.
Persevera, sé fuerte para que nada te debilite y puedas alcanzar lo que Dios ha puesto en tu corazón.
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