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Marisol Chalas quedó cubierta de la cintura para abajo. “Estuve como 40 minutos con las piernas bajo los escombros. El hecho fue a la 1:00 de la mañana. Había desesperación, gritos. La gente gritaba que moriría ahí. Yo le daba ánimo a dos niños, que las piernas no las sentían. Yo les decía, miren hay personas que están peor que nosotros soterrados abajo. Nosotros, por lo menos, tenemos la cabeza afuera”.
El desgarrador testimonio de la mujer traslada al lugar del accidente ocasionado por el desplome del techo de la discoteca Jet Set, en Santo Domingo, la madrugada del martes. Imposible permanecer impávido.
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Aturdida por los muros de concreto que estuvieron a punto de matarla y que provocaron la muerte de 184 personas y heridas a 155, sin incluir la lista de desaparecidos, Chalas narra el horror que vivió en la discoteca a la que asistió junto a su marido, Víctor Cruz, para disfrutar de la fiesta que amenizaba el merenguero Rubby Pérez, fallecido en la tragedia que lloran los dominicanos.
“¡No se desesperen!”, les decía, “vamos a orar, Diosito es grande y nos salvará, y así fue. A ellos los salvaron también”, cuenta, tras pausar el llanto y en la memoria fresco el dantesco espectáculo de sentirse atrapada por un gigante muro de concreto que la marcó en el cuerpo y en el alma.
Tiene un golpe en la pierna izquierda que ameritó sutura de ocho puntos, tres puntos en la derecha y el rostro magullado. Su esposo también sobrevivió, pero su trauma en la cabeza y en cima del ojo derecho, lo llevaron a cirugía.
Dieron sus testimonios al ser dados de alta ayer, del Hospital Docente Dr. Darío Contreras, en Santo Domingo Este, a donde fueron llevados con el primer grupo de rescatados, la noche de la tragedia que causó una crisis en el sistema sanitario del país.
La mujer, ama de casa, oriunda de San Francisco de Macorís y residente en el Mirador Oeste del municipio de Haina, San Cristóbal, describió los gritos de dolor de las personas que quedaron bajo los escombros, cuando el techo cayó, y dejó en penumbra el espacio que pasó de celebración a una zona de horror, de fallecidos y desaparecidos.
Expresa que veía una luz en un lugar, lo que hace suponer que refiere a la bombilla del tendido eléctrico de la calle. La ayuda llegó como a los 45 minutos.
“Gracias a Dios y gracias a los rescatistas, nos salvamos. Unos rescatistas de la Policía nos ayudaron. Quisiera verlos. Hasta un beso si es posible les doy”, con estas emotivas palabras De la Cruz expresa su agradecimiento a los ángeles humanos que lo salvaron.
Contó que lograron ser sacados con facilidad porque estaban sentados a dos filas de la puerta del centro de diversión que albergaba a cientos de personas.
Con gestos de dolor por una pierna que resultó afectada, estaba el hombre. Las dolencias de Chalas eran similares. Marcharon hacia su hogar en un taxi, alrededor de las 2:20 de la tarde.
El personal del Darío Contreras dio de alta ayer a tres personas recuperadas de sus heridas en el desplome del techo. Un médico y una enfermera que pidieron reservas de sus nombres, declararon a Hoy que la madrugada de la catástrofe, la emergencia del hospital parecía una zona de desastre, con más de 20 heridos que gritaban, aturdidos por el dolor.
Fernando Reyes Reyes vivió para contarla. Es un camarero del Jet Set, con 10 años de servicio. Está interno en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Salvador Bienvenido Gautier, Distrito Nacional, al quedar medio sepultado en los escombros.
Hizo un edema de pulmón, a causa de su presión arterial. Con las escasas palabras que le permitía articular su problema de salud, le expresó a su esposa, Josefina Quezada, el infierno que vivió. En su vivienda, en Haina, lo lloraron vivo, luego de que su hijo, Alexander Javir Reyes, le contara a su esposa que cayó el techo del Jet Set y había muchas personas atrapadas.
Quezada declaró que la familia no ha sido contactada por la administración de la discoteca.
La mayor fatalidad de la familia Reyes Reyes fue la muerte de Bartolo, camero hermano de Fernando, cancelado del Jet Set tras 30 años, y que residía ahora en Estados Unidos. Hacía tres días que regresó. Volvió a la discoteca, su antiguo lugar de trabajo, para disfrutar de la fiesta de Rubby Pérez y ahí falleció, bajo los escombros. Ayer, la familia supo de su deceso.
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