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El gobierno estadounidense amenazó con prohibir la inscripción de alumnos extranjeros en la Universidad de Harvard. La advertencia llega tras la respuesta de la institución educativa de no ceder a las presiones del gobierno de Trump, luego de que se viera afectada por el congelamiento de miles de millones de dólares de fondos federales. La Casa Blanca ha exigido que la universidad más antigua de Estados Unidos modifique sus políticas de contratación y admisión, además de sus prácticas de enseñanza, con el objetivo, según el gobierno, de combatir el antisemitismo en el campus. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, solicitó a Harvard registros de actividades “ilegales y violentas” de personas con visados de estudiantes extranjeros. Harvard ha declarado que ya tomó medidas para abordar el antisemitismo y que las demandas del gobierno son un intento de regular las “condiciones intelectuales” de la universidad. “La universidad no renunciará a su independencia ni a sus derechos constitucionales”, escribió el presidente de Harvard, Alan Garber, en un mensaje enviado el lunes a la comunidad universitaria. La nueva solicitud de Noem indica que la institución perderá el “privilegio de inscribir a estudiantes extranjeros” si no cumple con la demanda de registros. Harvard informó que estaba al tanto de la nueva solicitud de Noem, presentada a través de una carta, según informó Reuters. Los estudiantes internacionales constituyen más del 27% de los inscritos en Harvard este año. Incluso antes de la declaración de Noem, miles de millones de dólares estaban en juego para la universidad, tras el congelamiento de unos US$2.200 millones en fondos federales. Trump solicitó eliminar la valiosa exención fiscal de Harvard, cuya pérdida podría costarle a la institución millones de dólares cada año. Medios en EE.UU. informan que el Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés) ha comenzado a elaborar planes para hacer efectiva esa medida. “Harvard ya no puede considerarse ni siquiera un lugar decente de aprendizaje, y no debe considerarse en ninguna lista de las grandes universidades o colegios del mundo”, escribió Trump en su plataforma Truth Social el miércoles. “Harvard es una BROMA, enseña odio y estupidez, y ya no debería recibir fondos federales”, agregó. Los ataques de la administración contra Harvard no son aislados. El grupo de trabajo de antisemitismo del gobierno ha identificado al menos 60 universidades que deben ser revisadas. Ya durante su campaña presidencial, Trump lanzó una ofensiva contra las universidades, acusándolas de ser hostiles a los conservadores. Junto a su vicepresidente JD Vance ha criticado durante mucho tiempo a las instituciones de educación superior. Desde que asumió el cargo, Trump se ha centrado particularmente en las universidades donde han tenido lugar protestas a favor de la causa palestina. Algunos estudiantes judíos dijeron sentirse inseguros y que enfrentaban acoso en el campus. La Universidad de Columbia accedió en marzo a varias de las exigencias de la administración, tras el congelamiento de US$400 millones en fondos federales por acusaciones de que la universidad no había combatido el antisemitismo. De esta manera, Columbia reemplazó a la persona que dirigía el Departamento de Estudios de Oriente Medio, Asia Meridional y África, y se comprometió a emprender una revisión para “garantizar procesos de admisión imparciales”. Harvard también hizo concesiones. Entre otras cosas, despidió a los responsables del Centro de Estudios sobre Oriente Medio, que habían sido objeto de críticas por no representar las perspectivas israelíes. Pero, por el momento, no está accediendo a las nuevas demandas de la administración Trump.