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Luego de la penosa y amarga experiencia vivida con la tragedia en la discoteca Jet-Set, los dominicanos debemos ser cada día más fuertes y afrontar con firmeza y sensibilidad los retos que enfrenta la nación. En medio de este cúmulo de dolor y pesares, creemos que la vida y los esfuerzos por progresar deben continuar, mientras honramos a las víctimas y realzamos la parte humana que nos caracteriza. En ese sentido, sostenemos que el factor humano es crucial para toda iniciativa pública o privada. Valorar la parte humana es primordial, no hay excusas ni dudas, es sí o sí. Y esto debe ser aún más cuando se trata de oficiales que impactan la integridad holística y el fortalecimiento de las acciones de la defensa de la Patria.
Nunca pudo ser más oportuno, según nuestro criterio, el discurso pronunciado este domingo 6 de marzo por el presidente Luis Abinader, con respecto al acuciante problema migratorio, otra gran desgracia para el país.
El mundo sabe que el problema migratorio crece día a día y existe el temor de que estalle como un globo creciente, a punto de reventar, y que puede desatar medidas que, si no se toman a tiempo, podrían generar una crisis humana y social, con dimensiones traumáticas para la nación. ¿Otro Jet-Set inesperado?
En el mensaje dirigido al país, que sorprendió a todo el mundo, el mandatario esbozó una visión de nación centrada en 15 medidas, entre las que se estipula el «reforzamiento de la vigilancia fronteriza con 1,500 soldados adicionales, sumando un total de 11,000 desplegados permanentemente».
Desplegar 11,000 guardias en la línea fronteriza con Haití implica un gran desafío, primero en cuanto a crear conciencia en estos soldados, de que van allí, no a ganar dinero como sea, un ingreso extra a su salario, sino a defender el mayor tesoro que tenemos, la nación Dominicana, y segundo, la inversión económica y el desarrollo.
¿»Chelitos» para defensores de Haití?
Los pocos recursos que poseemos se están yendo en el «barril sin fondo» que significan los gastos para defendernos de la embestida política, estratégica y económica que viene desde Haití, en muchos sentidos. En el ámbito militar, vemos que sutilmente los haitianos han creado un ejército civil o «bandas armadas», cuyo principal objetivo es desestabilizar, aunque no lo parezca, no a su nación sino a la parte de la isla que corresponde a la República Dominicana.
Y han logrado aterrorizarnos. Todos tememos a Haití. El propio presidente Abinader tuvo que tomarse un domingo de descanso para anunciar, no medidas atinentes al desarrollo nacional, sino acciones relativas al tema haitiano. Supuestamente, las bandas atacan a su propia gente en su territorio en Haití, pero en esencia, el terror que crean los pandilleros allá busca forzar una emigración masiva, que, por medio de remesas, sirve de sustento para la financiación de sus operaciones.
En esa estrategia participan, no solo los «pobres emigrantes haitianos», «especies de mulas» para todo tipo de trabajo mal remunerado, incluyendo delitos. También tienen aquí a «empresarios», «inversionistas», entidades ONG y organismos extranjeros, funcionarios del gobierno y ex dirigentes de la falsa izquierda para, desde aquí, dirigir acciones que nos debilitan como nación.
¿Con qué «títulos» se hace eso?, uno se preguntaría. Llama la atención que todo comenzó a fomentarse el caos en Haití con la muerte del presidente Jovenel Moïse y que eso repercuta en la estabilidad política, económica y social de nuestra nación. Esa estrategia es conocida (unificar la isla en un solo Estado nación). En ella se mencionan Estados Unidos, Francia y Canadá. Especialistas en el tema haitiano habían planteado esa situación a modo de alerta, pero parece que ya es una triste realidad. ¿Nos espera otro Jet-Set arrepentido de la soberanía y sin poder dar marcha atrás?
Hay infiltrados hasta en organismos de toma de decisiones políticas, en la planificación del desarrollo, en las estrategias migratorias, y trabajan, me consta, en la infiltración de la prensa nacional, a través de medios digitales orientados a crear opinión en materia económica y en el ámbito del espectáculo. Los nuevos «inversionistas haitianos» han descubierto que a los dominicanos nos gusta mucho el dólar y «nos van a dar duro» por esa vía, usando ofertas irresistibles.
Pero ese no es el tema. El asunto es que el presidente Luis Rodolfo Abinader Corona informó, entre las 15 acciones que realizará el gobierno para defender la soberanía, que se establecerán 11 mil soldados en la zona fronteriza.
El muro humano más grande
El despliegue de este ejército es de tal magnitud que constituye el «mayor muro humano» que se haya erigido en la frontera en toda la historia de la defensa de la soberanía nacional.
Ese conjunto humano que se instalará en la frontera debe ser bautizado, en un gesto simbólico, como el ejército de «soldados patriotas». El traslado de estos, con avituallamientos: armas y demás necesidades en el orden militar, cuesta mucho dinero al gobierno. Y eso es lo que quieren los enemigos de la Patria, haitianos y pro-haitianos, de aquí y de otros países. No descansarán hasta lograrlo, pero que sepan que lo harán sobre muchos cadáveres.
Los soldados reforzarán la verja física que se construye en la franja fronteriza, la cual tiene una extensión proyectada de casi 400 kilómetros y que dispondrá de cámaras, radares terrestres, drones y sensores de movimiento.
Pero hay algo insoslayable en todo esto. Los gastos que se realizan en estas acciones consumen recursos que el Estado podría destinar a planes de desarrollo en diferentes zonas del país, como la misma franja fronteriza.
Seres humanos
Tenemos que tomar en cuenta que los militares que serán llevados a la frontera son seres humanos. No solo necesitan uniformes, botas, armas y otros avituallamientos. Los sueldos que reciben estos soldados no son de los más atractivos del mercado, pero hay que aceptarlos por vocación, por misión patriótica y disciplinaria, por necesidad y, además, porque surge en sus pechos el imperioso deseo de cumplir con el deber patrio.
En ese sentido, instamos al Presidente Luis Abinader a que, como parte de la movilización de estos miembros de los cuerpos castrenses a la frontera, sin que estemos en estado de guerra, se garantice el suministro de alimentos y atenciones médicas permanentes.
La nueva medida, que se suma a las 15 anunciadas por el Presidente Abinader y que no está contemplada en los puntos cruciales adoptados por el gobierno en su discurso a la nación del domingo 6 de abril, podría ser la creación de una «moderna red fronteriza de comedores económicos», especializada en la elaboración y suministro de alimentos a los soldados, acorde a sus necesidades, ya que se presume que se mueven en una zona de guerra.
Surgen comedores económicos
Los comedores económicos son estructuras de carácter social creadas en el gobierno de Rafael Leónidas Trujillo Molina, mediante la ley número 16 del 23 de junio de 1942, para afrontar la crisis alimentaria que nos afectó durante la Segunda Guerra Mundial y por «una gran sequía que provocó la más terrible hambruna de todos los tiempos en el país».
A esa ley, el presidente Trujillo agregó el decreto número 2052 que regulaba los comedores, que funcionaban en esquinas y locales del Partido Dominicano (PD), en los cuales se brindaba a la población pan, leche y otros comestibles.
A pesar de haber superado dichas circunstancias, y de que el país registra un crecimiento económico sostenido en los últimos años, persiste este tipo de asistencia social, lo cual nos confirma que todavía estamos lejos de superar la pobreza en el territorio nacional.
Las estadísticas nos indican que los comedores económicos han suministrado 1,439,804 raciones alimenticias de enero-junio de 2024, mientras que las cocinas móviles suministraron 15,553,947, para un total de 16,993,757 durante el mismo período. Asimismo, el año pasado se invirtieron más de 3 mil millones de pesos «en la entrega del combo de comida cruda».
* La creación de una «red especializada de comedores económicos» en la frontera, al margen de los existentes y destinados a alimentar a los 11 mil militares y a sus familias asentadas en la franja fronteriza.
* Alimentar a los guardias que cumplen con su deber patriótico en la frontera es un activo para el fortalecimiento y la sostenibilidad de la Patria en la frontera. Un militar bien alimentado y debidamente instruido para defender el suelo patrio estaría menos propenso a recibir sobornos y prebendas para permitir la inmigración ilegal.
* La medida también podría verse como una forma de aumentar los ingresos de los militares fronterizos.
* Habrá que definir si esas estructuras serán administradas por militares o por el organismo Comedores Económicos del Estado Dominicano (CED).
* Asegurar que los alimentos que se utilicen en esos comedores económicos sean adquiridos a proveedores, productores y comerciantes de la región, como forma de fortalecer también la situación económica y la creación de empleos en la zona.
* Crear una estructura de transporte de los comedores para llevar las raciones alimenticias a los militares mientras estén en servicio en diferentes zonas, incluidas las de difícil acceso.
No hay nada nuevo bajo el sol (rey Salomón). Y como muestra, señalamos que el tirano Trujillo aplicó una medida similar con su ejército, al cual le suministró una ración alimenticia que popularmente se conocía entonces como el «chao».
En ese régimen de triste recuerdo se usaban «ingresos que provenían de la Lotería Nacional para proveer a los soldados con casas baratas». («El Ejército Nacional y Trujillo
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