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Washington. A cuatro días de dejar el puesto, el secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, se despidió ayer en una ceremonia donde externó el deseo de que las “capacidades políticas” de la organización alcancen a las “futbolísticas” en la región.
La Organización de los Estados Americanos ha contribuido “a mantener el valor y principio fundamental para todos y para nuestra región en particular: la paz”, manifestó el diplomático uruguayo durante un acto de despedida.
“Esa paz que hoy anhelamos para Ucrania (…) como la que deseamos para Israel y Palestina”, agregó durante una reunión protocolar ante el Consejo Permanente, el órgano ejecutivo de la OEA.
Almagro describió la organización como “un espacio de diálogo” basado “en la pluralidad y la diversidad, la libre expresión de cada una de las ideas”.
Un lugar que “trae voces, también muchas voces de los que no tienen voz” en un contexto en el que “a veces el diálogo en la región se ha transformado en alguien que habla y el otro escucha o escucha y obedece”.
En su despedida tuvo palabras de agradecimiento para su equipo, su país, Uruguay, y el fútbol, que “siempre será una referencia de los pueblos de las Américas”.
“Lo que yo quiero para cada uno de los pilares de la organización” es que “nuestras capacidades políticas sean iguales a nuestras capacidades futbolísticas”, afirmó Almagro.
Después de una década al frente, entregará la estafeta a partir del 25 de mayo al surinamés Albert Ramdin, a quien deseó “lo mejor”.
Almagro tiene fama de estar alineado con Washington, lo que le ha valido críticas de varios países, y de haberse enfrentado a Daniel Ortega y a Nicolás Maduro.
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