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Barcelona, España: entre lo divino y hallazgos sorprendentes

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En Barcelona, además de visitar la Sagrada Familia, se puede subir a la Torre Glòries (antes Agbar).

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En Barcelona, además de visitar la Sagrada Familia, se puede subir a la Torre Glòries (antes Agbar). Barcelona, la capital de Cataluña, España, es una ciudad que cautiva los sentidos desde el primer momento. Basta con alzar la vista frente a la imponente Sagrada Familia para quedar maravillado por sus torres que parecen rozar el cielo, una obra maestra en constante evolución, fruto de la genialidad arquitectónica de Gaudí.

Se necesita un día completo para apreciar cada detalle de esta basílica. Pasear por los barrios de Barcelona también es descubrir un festín de tapas acompañadas de copas de vino. Entre la arquitectura gótica y las calles vibrantes, Barcelona no solo se recorre, se saborea y se experimenta con energía.

Mi pareja y yo partimos desde nuestro hostal en la calle Girona hacia la Sagrada Familia. Era nuestra primera visita a la famosa basílica y estábamos llenos de intriga y curiosidad. Antes de la caminata de 20 minutos, comimos en la terraza de un sencillo restaurante halal.

Poco después, una sensación de asombro nos invadió al contemplar las altas agujas y la formidable estructura de la Sagrada Familia. La solemnidad de las esculturas religiosas contrasta con los detalles del estilo gótico y art nouveau, creando una imagen singular. Una vez dentro, nos recibieron los altos techos abovedados, los relucientes vitrales y las numerosas columnas que discretamente simulan árboles y ramas.

La geometría y el simbolismo se aprecian en todo el diseño, bañados por el colorido reflejo de la luz de los vitrales, una delicada combinación que resume la creatividad de Gaudí. Nos sentamos en los bancos de oración para contemplarlo todo y admiramos la escultura hecha en bronce de Cristo crucificado, que está suspendido sobre el altar mayor.

En el exterior, nos fascinaron las intrincadas esculturas. Observamos cómo cada surco, escultura y grabado representa diversos pasajes bíblicos. A lo largo de esta maravilla arquitectónica, cada elemento, por pequeño que sea, tiene significado: desde las torres hasta las formas de las piezas.

Se puede visitar una de las torres (la fachada de la Pasión o la de la Natividad) comprando una entrada adicional. Concluimos nuestra visita pasando por el museo, que relata la historia de la construcción de la iglesia.

Con hambre, pero aún con ansias de explorar libremente las calles de Barcelona, hicimos una pausa para comer en la Taberna Típica. Disfrutamos de unas tapas acompañadas de una botella de vino en medio del ambiente bullicioso y con vistas a la Sagrada Familia.

Continuamos nuestro paseo prestando especial atención al español y al catalán, dos idiomas que se mezclaban armoniosamente en las calles. Recargados, aprovechamos la tarde sin planes definidos. Anduvimos sin rumbo hasta encontrarnos con la monumental Torre Glòries (antes Agbar).

Este edificio de cristal y acero de 144 metros de altura es un homenaje a Gaudí, diseñado por el arquitecto Jean Nouvel. Con una entrada de 22 euros se puede acceder a la torre, con un mirador cuya vista es de 360 grados de la ciudad, y visitar el Hipermirador Barcelona en el sótano. Mediante obras de arte y datos en tiempo real, exploras Barcelona.

Al cruzar la calle llegamos al Mercat dels Encants, uno de los mercados de antigüedades más antiguos e importantes de Barcelona. Nos perdimos en el laberinto de reliquias, rodeados de objetos con historia, curiosidades y tesoros inesperados, todo bajo una estructura moderna que refleja el espíritu innovador de la ciudad.

En cada superficie había de todo a la venta: cámaras, joyería, libros, ropa y más. Abriéndonos paso entre las mesas, encontré un antiguo espejo compacto con gemas que compré por 10 euros ¡Fantástica oferta para un tesoro!

Era el final de nuestro último día en Barcelona y ya extrañábamos a esta apasionante ciudad. En tan poco tiempo, el carácter de Barcelona nos cautivó, aunque el tiempo solo nos dio para experimentar una fracción. ¡Adiós, volveremos!

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