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El Festival de Cannes 2025 llegó a su fin con sensaciones encontradas: una selección de premiados muy comprometida y… un apagón que sumió a parte de la Croisette en la oscuridad durante casi una hora. Un cierre inesperado para un festival que este año se enfocó en relatos sobre la memoria, la justicia y los vínculos humanos.
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La Palma de Oro fue para “Un Simple Accidente” de Jafar Panahi, una historia intensa y conmovedora acerca de un hombre que cree haber hallado a su torturador y planea vengarse. Panahi, aún bajo arresto domiciliario en Irán, logra un thriller emocional que plantea: ¿Es factible hacer justicia sin tener certezas? ¿Podemos sanar las heridas del pasado sin comprenderlas por completo?
El Gran Premio del Jurado fue para “Affeksjonsverdi (Valor Sentimental)” del noruego Joachim Trier. El filme narra cómo dos hermanas intentan reparar su relación con su padre, un director de cine ya olvidado. Ambientada en una vieja casa familiar con grietas tan visibles como las emocionales, Trier convierte ese espacio en una poderosa metáfora sobre la necesidad de sanar a través del arte. Una historia íntima, melancólica y conmovedora.
En la sección Un Certain Regard, varias películas latinoamericanas brillaron con luz propia. El chileno Diego Céspedes fue galardonado por “La Misteriosa Mirada del Flamenco”, mientras que el colombiano Simón Mesa Soto ganó el Premio del Jurado por “Un Poeta”, una cinta que reflexiona con humor y ternura sobre el arte, el dinero y la identidad. El protagonista, un profesor (actor no profesional), parece sacado de una historieta: torpe, entrañable y rebosante de humanidad. La película adopta un tono juguetón que contrasta con preguntas muy serias sobre el valor de la poesía y el lugar del arte en la vida diaria.
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