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Colapinto y la audaz maniobra de Alpine

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Franco Colapinto no es una promesa, es ya una realidad que, por fin, recibe la oportunidad que tanto merecía.

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Franco Colapinto no es una promesa, es ya una realidad que, por fin, recibe la oportunidad que tanto merecía. Su confirmación como piloto titular de Alpine para las próximas cinco carreras, empezando por Imola, no solo es un logro personal, sino que envía un mensaje claro: el equipo francés quiere dejar de ser una eterna promesa para convertirse, de una vez por todas, en protagonista.

La decisión de dejar a Jack Doohan en el banquillo puede parecer dura, pero es entendible. El australiano no ha dado los resultados esperados. Seis carreras sin sumar puntos, con errores como el accidente en la primera curva de Miami, no son números que avalen su continuidad inmediata. La Fórmula 1, como la vida, no perdona la ineficiencia sostenida. Y Alpine, ahora bajo la tutela del siempre polémico Flavio Briatore, no está para sentimentalismos.

Entra Colapinto. Argentino, joven, rápido y con una madurez que asombra. Ganó en Imola en Fórmula 2 el año pasado, conoce el trazado y ha demostrado tener sangre fría al volante. Su paso por Williams en 2024 le dio rodaje y puntos. Ahora llega al gran escenario con los focos apuntando hacia él, y no por nacionalismo o marketing, sino porque se lo ha ganado.

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Lo interesante aquí es el momento. Alpine necesita resultados. No solo en la pista, también en su narrativa como escudería. Con el cambio de proveedor de motores a Mercedes para 2026 y una reputación en reconstrucción, apostar por Colapinto es, a la vez, un riesgo y una jugada inteligente. Si rinde, el equipo gana credibilidad. Si no lo hace, al menos lo intentaron con alguien que venía pidiendo pista.

Desde lo deportivo, el argentino encaja bien. Es veloz en clasificación, sólido en ritmo de carrera y tiene una lectura táctica notable para su edad. Pero lo más valioso es su actitud: habla poco, trabaja mucho y escucha. No viene con aires de estrella. Viene con hambre.

El paddock ya murmura sobre el impacto de esta decisión. Algunos lo ven como un simple movimiento temporal. Yo lo veo como una posible bisagra en la historia reciente de Alpine. Si Colapinto capitaliza esta ventana de cinco carreras, bien podría cambiar el curso de su carrera… y el del equipo.

Imola no será fácil. Pero si Franco logra puntuar o, mejor aún, colarse en el top 8, la conversación se pondrá seria. Y Jack Doohan tendrá que ver desde el muro cómo otro aprovecha lo que él no pudo defender.

En una Fórmula 1 que premia la audacia, Alpine ha decidido atreverse. Y con Colapinto al volante, tal vez — solo tal vez — el riesgo valga la pena.

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