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El ayuno intermitente flexible, o ayuno intuitivo, es una manera de alimentarse que se basa en prestar atención a las señales del cuerpo y ajustar el horario de las comidas según las necesidades individuales, en vez de seguir reglas estrictas.
En lugar de enfocarse en horarios específicos o restricciones de calorías, se anima a la persona a identificar cuándo y cómo tiene hambre y a comer cuando su cuerpo lo demande, como sucedía en la antigüedad, cuando los humanos no tenían acceso constante a alimentos.
El ayuno intermitente flexible es una práctica alimenticia que se ha popularizado en los últimos años debido a su difusión en las redes sociales.
Quienes la practican buscan, en algunos casos, perder peso. Sin embargo, esta elección no siempre es efectiva.
Peter Attia, reconocido experto en longevidad y salud metabólica, ha abordado en detalle esta práctica en una de sus últimas entrevistas en YouTube. Según el experto, es fundamental diferenciar entre los términos “ayuno” y “ayuno intermitente”, ya que suelen usarse indistintamente aunque se refieren a patrones alimenticios diferentes. Mientras que el ayuno consiste en abstenerse completamente de comer por más de 24 horas (solo consumiendo agua o líquidos sin calorías), el ayuno intermitente implica comer diariamente dentro de una ventana de tiempo específica, como en horarios reducidos.
Attia subraya que entender esta diferencia es clave para evitar malentendidos. Muchos confunden el término “ayuno intermitente” con largos periodos de abstinencia, cuando en realidad se trata de limitar la ingesta alimenticia diaria a un marco temporal, generalmente entre 6 y 10 horas. De hecho, él mismo practicó ayunos largos y dejó de hacerlo. “Solía practicar mucho el ayuno regular, probablemente considerado excesivo por algunos. Hacíamos un ayuno de solo agua durante siete a diez días una vez por trimestre, y un ayuno de solo agua de tres días una vez al mes. Si bien claramente había algunos beneficios al hacerlo, es muy difícil medir lo que está ocurriendo a nivel celular”, explica en una de sus entrevistas.
Además, en su intervención, encuentra otro punto negativo de esta práctica: “El inconveniente de hacerlo, por cierto, es que se pierde mucha masa muscular. Por más que intentes hacer ejercicio durante esos periodos de ayuno, como yo traté de hacer, simplemente no vas a poder mantener la masa magra. Siempre acumulaba una especie de deuda de masa muscular perdida. Y, durante un período de aproximadamente tres años, probablemente perdí unos 4,5 kilogramos (10 libras) de masa magra”.
Eficacia del ayuno intermitente
En cuanto a evidencia científica, se ha debatido si el ayuno intermitente ofrece ventajas significativas frente a otros métodos, como la restricción calórica tradicional. Un estudio reciente publicado en la revista Journal of the American Heart Association aporta claridad sobre este punto. La investigación, que incluyó a 547 participantes, analizó durante seis meses el impacto del horario de las comidas y su relación con la pérdida de peso. Utilizando una aplicación móvil, los participantes registraron diariamente datos como el tamaño de sus comidas, el número de ingestas y el tiempo transcurrido entre la primera y la última comida del día.
Los resultados mostraron que el horario de las comidas — es decir, en qué momento se consumen los alimentos o cuántas horas transcurren entre la primera y la última ingesta — no influye significativamente en la pérdida de peso. Lo que sí tuvo impacto fue el tamaño de las comidas: quienes ingerían porciones grandes o medianas ganaban peso con mayor probabilidad, mientras que aquellos que optaron por comidas pequeñas lograron reducir kilos. Estos hallazgos refuerzan la importancia de la cantidad y el tamaño de las porciones frente al simple hecho de limitar el tiempo de alimentación.
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