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Washington.- El cohete Starship, diseñado por SpaceX, la compañía espacial del multimillonio Elon Musk, despegó este martes desde el sur de Texas (EE.UU.) en su novena prueba de vuelo.
La nave se elevó a las 19:37 hora local (23:30 GMT) desde Starbase, la base nombrada recientemente ciudad cerca de Brownsville, en la frontera con México, tras un retraso de siete minutos en la cuenta regresiva.
Musk ha promocionado la idea de que, con el Starship, la humanidad podría “colonizar” Marte, un planeta donde solo han aterrizado 18 misiones espaciales, todas no tripuladas.
Los dos últimos lanzamientos del cohete, según SpaceX el “más grande jamás construido”, fracasaron cuando la parte superior de la nave explotó, esparciendo restos sobre el Golfo de México y partes del Caribe.
La prueba de hoy también es la primera que Musk lideró después de distanciarse de sus funciones en el Gobierno de Donald Trump, donde supervisó una polémica iniciativa de recortes de presupuesto y personal federal. El Starship tiene una altura de 121 metros y se compone de dos partes: el propulsor Super Heavy y una nave espacial de segunda etapa.
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Este noveno lanzamiento, desde que la empresa inició esta práctica en abril de 2023, marca la primera vez que SpaceX reutiliza un propulsor, que fue usado en la séptima misión del Starship.
Después de colocar el Starship en una trayectoria suborbital, el propulsor, equipado con 33 motores Raptor, rotó “en una dirección controlada” para regresar a la Tierra con un “ángulo de ataque más elevado” que requiere menos combustible.
A diferencia de otros vuelos del Super Heavy, el propulsor tenía como objetivo aterrizar en una plataforma situada en el Golfo de México, en lugar de regresar a la plataforma de lanzamiento de Starbase para su recuperación. Por su parte, la nave Starship intentará desplegar por primera vez en órbita satélites (ocho simuladores de Starlink), entre otros experimentos.
La Administración Federal de Aviación (FAA) de EE.UU. dio luz verde la semana pasada para que SpaceX aumente su número de vuelos de prueba hasta 25 por año, a pesar de las críticas de grupos ecologistas.
En un informe, la agencia concluyó que, después de analizar todos los “datos e información disponible” sobre las actividades de SpaceX en la zona, los lanzamientos no tendrán un impacto “significativo en la calidad del entorno humano”. En enero, antes de la toma de posesión de Trump, aliado cercano de Musk, la FAA pidió a SpaceX que investigara las causas de la explosión del Starship.
El magnate criticó entonces duramente a la agencia, acusándola de excederse en sus funciones como reguladora. Ahora, aprovechando la influencia que tiene dentro del Gobierno de Trump, Musk se ha encargado de imponer represalias en la FAA, incluyendo una reducción de presupuesto y presiones para que la agencia retire las barreras a sus planes para SpaceX, según detalló una investigación del medio estadounidense ProPublica.
Varios grupos ecologistas han criticado los lanzamientos del Starship desde Bocachica, así como la actividad de SpaceX en la región, dada la cercanía a un parque nacional y refugio de vida silvestre donde habitan varias especies en peligro de extinción.