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— ‘Desde Estados Unidos, contra la narrativa oficial’, por Ignacio Escolar
Donald Trump tiene esa manía de creerse con la potestad de materializar todo lo que enuncia. Le sucede con los aranceles y su conversión inmediata en crecimiento económico, aunque las cifras oficiales no lo confirmen. O con la migración irregular, que habla de 21 millones de personas y los transforma automáticamente en delincuentes. Del mismo modo que confunde aranceles con competencia leal o el IVA, y tan pronto dice una cifra como la opuesta.
El presidente de EEUU se cree a menudo con el poder de moldear la realidad, pero el problema es que la realidad es mucho más terca. Trump llegó a la Casa Blanca reclamando para sí el Premio Nobel de la Paz, se autoproclamó “pacificador” y prometió arreglar los conflictos de Oriente Próximo -que perduran desde el comienzo de los tiempos- y de Ucrania. Y lo hizo apoyando a una de las dos partes, además, en ambos casos a las partes invasoras.
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