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La obesidad se ha convertido en una epidemia que avanza sigilosamente en Latinoamérica, empujada no solo por las costumbres personales, sino también por entornos que la favorecen: los llamados ambientes obesogénicos.
En Latinoamérica, la obesidad es un problema creciente que cruza fronteras, clases sociales y edades. Aunque sus causas comprenden factores genéticos y estilos de vida sedentarios, existe una influencia menos visible pero igual de poderosa: los ambientes obesogénicos. Estos entornos, definidos por UNICEF como el conjunto de factores sociales, económicos y físicos que promueven el desarrollo de la obesidad, están presentes en la mayoría de las ciudades de la región.
Calles poco transitables a pie, la abundante disponibilidad de comida ultraprocesada, publicidad dirigida a niños y la falta de políticas públicas eficaces han creado una realidad donde la obesidad no es solo una decisión individual, sino también el resultado de un sistema que la normaliza y la perpetúa.
Los diferentes hábitos alimenticios de Latinoamérica, el estilo de vida y la dificultad para acceder a una dieta sana, responsable y equilibrada, así como factores genéticos y costumbres, han influido en la prevalencia de la obesidad en la región de manera significativa, tanto es así que:
Más allá de ser un problema catalogado como estético, la obesidad es una condición que afecta a la salud con múltiples consecuencias, que pueden ir desde un aumento de la presión arterial, apnea del sueño, diabetes tipo II, hasta desarrollar algún tipo de cáncer.
Defunciones anuales
A nivel mundial, la obesidad y sus consecuencias son responsables de más de 41 millones de muertes cada año, lo que se traduce también como el 97% del total de las defunciones, posicionándola como la principal Enfermedad Crónica No Transmisible que afecta a la población.
Cada cuatro de marzo se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Obesidad, por lo que expertos instan a la población a acercarse a profesionales de la salud y adoptar hábitos que ayuden a combatir esta condición. Camille Woitiski, presidenta de la Alianza Latinoamericana de Nutrición Responsable, señala que: “Enfrentamos una pandemia silenciosa y normalizada, por lo que el deber que tenemos como industria y profesionales de la nutrición es brindar información científica sobre los nutrientes para llevar una nutrición sin fronteras”.
Al respecto, dijo que “existen productos que pueden ser aliados de la nutrición responsable, como los suplementos alimenticios. Es importante destacar que estos no van a curar enfermedades, ni brindarán una pérdida de peso por arte de magia, por lo que no deben confundirse con los denominados “productos engaño”. Un suplemento es útil para alcanzar niveles óptimos de nutrientes, ya que con una dieta común, muchas veces no se obtienen las cantidades necesarias que requerimos diariamente”, agregó Woitiski.
De acuerdo con la comunidad científica, hay suplementos que contienen agentes antiobesogénicos y estudios señalan que pueden favorecer un estilo de vida saludable, siempre y cuando se complementen con actividad física y el acompañamiento de profesionales de la salud. Para que un componente sea considerado antiobesogénico, debe actuar bajo alguno de estos mecanismos:
Los expertos en el área de la salud mencionan que es importante llevar un estilo de vida que combine la actividad física, una dieta equilibrada y responsable, horarios de sueño adecuados y el acompañamiento de profesionales de la salud para conocer las necesidades específicas de cada persona. Es fundamental mantener acciones conjuntas entre empresas, autoridades y sociedad para combatir la obesidad, no solo en el marco del día mundial de la lucha contra la obesidad, sino todos los días.
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