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Nueva York — Un segundo inversor de criptomonedas se entregó a la policía, en relación con el supuesto secuestro y tortura de un hombre. Este último declaró a las autoridades que fue brutalmente agredido y retenido durante semanas en una lujosa casa adosada en Manhattan por secuestradores que buscaban la contraseña para acceder a sus Bitcoin.
William Duplessie, de 32 años, afrontará cargos por secuestro y privación ilegal de la libertad, según la comisionada del Departamento de Policía de Nueva York, Jessica Tisch.
Otro inversor de criptomonedas, John Woeltz, fue arrestado el viernes, pocas horas después de que la víctima lograra escapar de la lujosa residencia en Soho y huyera, ensangrentado y descalzo, a la calle neoyorquina.
No estaba claro inmediatamente si Duplessie contaba con un abogado que pudiera representarlo. Los registros judiciales no lo mencionan. El abogado de Woeltz se ha abstenido de hacer comentarios.
En la lectura de cargos contra Woeltz el sábado, los fiscales explicaron que él y otra persona pasaron semanas torturando a un italiano de 28 años en el interior de un apartamento de ocho habitaciones en el barrio de Soho, en Manhattan, uno de los más caros de la ciudad.
La víctima, cuya identidad no ha sido revelada, informó a las autoridades que sus captores lo electrocutaron con cables eléctricos, lo forzaron a fumar crack o cocaína y lo golpearon repetidamente. En un momento dado, relató, lo colgaron de un borde y amenazaron con matarlo si no revelaba la contraseña.
El hombre llegó a la ciudad de Nueva York desde Italia a principios de mayo y fue secuestrado el 6 de mayo, indicaron los fiscales.
Él accedió a entregar su contraseña el viernes, creyendo que estaba a punto de ser asesinado, según los fiscales. Cuando los secuestradores fueron a recuperar su ordenador portátil, el hombre escapó de la casa y detuvo a un agente de tránsito, que contactó a la policía.
Un registro de la casa adosada reveló una gran cantidad de evidencia, dijeron los fiscales, incluyendo cocaína, una sierra, alambre de gallinero, chalecos antibalas y gafas de visión nocturna, municiones y fotos Polaroid de la víctima con una pistola apuntando a su cabeza y una pipa de crack en la boca.
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