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Jet Set: respeto, delicadeza y recuerdo

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La madrugada del 8 de abril de 2025 será recordada como una de las más tristes en la historia reciente de la República Dominicana.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

La madrugada del 8 de abril de 2025 será recordada como una de las más tristes en la historia reciente de la República Dominicana. La discoteca Jet Set, emblema de generaciones, de ritmos que marcaron época y de noches inolvidables en Santo Domingo, se transformó repentinamente en escenario de una tragedia que enluta a todo el país. El desplome de su techo, durante una presentación del icónico Rubby Pérez, dejó más de 200 fallecidos, decenas de heridos y cientos de familias destrozadas por la pérdida.

Entre las víctimas, se encuentran historias que nos conmueven profundamente: tres estudiantes de la Universidad APEC, jóvenes llenos de sueños que apenas iniciaban su camino, perdieron la vida aquella madrugada. También un profesor de la misma institución resultó gravemente herido, aunque afortunadamente sobrevivió. Estas pérdidas no son solo números, son nombres, rostros, futuros que se apagaron de manera abrupta e injusta. Y en cada historia, una comunidad entera que llora.

En momentos como estos, no solo se necesita información veraz: se exige respeto. No es momento de especulación ni de protagonismo, sino de silencio consciente, de abrazar con la palabra y con el acto a quienes hoy lloran a sus seres queridos. Las redes sociales, la prensa, las instituciones y nosotros, como ciudadanos, debemos actuar con ética y sensibilidad humana.

Considero que es tiempo de preguntarnos qué estamos haciendo como país por la seguridad colectiva. ¿Estamos exigiendo que nuestros espacios públicos cumplan con los estándares necesarios? ¿Estamos prestando atención a las señales de deterioro, de abandono, de negligencia? La muerte de figuras públicas, exdeportistas, funcionarios, empresarios, profesionales, estudiantes y ciudadanos anónimos nos recuerda que la tragedia no discrimina. Y que la prevención no puede seguir siendo postergada.

Jet Set no solo era un lugar de diversión nocturna, era un símbolo. Una memoria viva del merengue dominicano, de las noches de baile, del encuentro generacional. Hoy, esa memoria se cubre de luto, pero también debe transformarse en un llamado. Que esta pérdida no sea en vano, que de este dolor surja un compromiso renovado por el respeto a la vida, por la sensibilidad ante el dolor ajeno, y por la exigencia de que nunca más una negligencia estructural robe tantas vidas inocentes.

Esta reflexión que comparto es un gesto de duelo, pero también de amor. Nuestras oraciones para las víctimas. Para todas las familias, nuestro abrazo, para la República Dominicana nuestra responsabilidad de educar.

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