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La guerra de los Lucas

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Y entre los tres, sentencia de muerte al Trasvase Tajo-Segura, no vaya a ser que el 'tocacojones' (Sánchez dixit) de García-Page se les vaya a enfadar.

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Trasvase. Houston, tenemos un problema. O, por mejor decir, Paco Lucas, tenemos un problema. Y el problema, perdona que te diga, serán las malas … compañías. O al menos desleales, como prefieras. Un día Teresa, la sectaria. Otro día, Sara, la recadera. Y al siguiente, Hugo, el fosfeno de los otros dos. Y entre los tres, sentencia de muerte al Trasvase Tajo-Segura, no vaya a ser que el ‘tocacojones’ (Sánchez dixit) de García-Page se les vaya a enfadar. Porque sí, una cosa es marcarse unas declaraciones llamativas (“El Trasvase es intocable”) en tono mitinero y con el mismísimo Sánchez de testigo y otra muy distinta es que en el Ministerio te hagan caso. Morán se ha mostrado como un experto en desmontar todas las aspiraciones hídricas de los socialistas murcianos. El secretario de Estado, en su desempeño político, vendría a ser como una especie de termita roedora e implacable de todo lo que signifique trasvasar agua desde Castilla-La Mancha a la Región de Murcia. Su forma de actuar podría asemejarse a la de una polilla, un isóptero, una mosca cojonera dispuesta a punzar cualquier aspiración trasvasista murciana. Y a las pruebas, Lucas Jiménez, el otro Lucas, se remite.

Jiménez. El resultado, claro, es que los regantes, el campo, la agroindustria de Murcia, Alicante y Almería están en pie de guerra. Y Lucas Jiménez, cada día más en la línea de los grandes líderes del agua que ha tenido esta tierra como García Yelo, Clavel o Del Amor, está agitando el panorama mucho más de lo que el seguidismo ministerial esperaba. Lo mismo les da la lata en Murcia, que en Madrid que en Sevilla. Los regantes lo tienen claro y el término que utilizan no puede ser más gráfico: hachazo a la agricultura levantina con serias repercusiones en la economía de miles de familias. El PP, claro, se ha sumado con entusiasmo a la fiesta del descrédito y hasta ha pedido la comparecencia de Morán, siempre Morán, en la Asamblea Regional.

Paco Lucas, ya sabes, el nuevo secretario general del PSRM, está preocupado. Siempre ha tenido claro que con el campo en contra, volver a San Esteban es misión imposible. Su defensa del Trasvase se ha visto agrietada por los recortes, las votaciones en el Congreso -la suya, en primer lugar- y la falta de un discurso único, integrador de la calle Ferraz. “La planificación hidrológica no puede ser un instrumento político”, me dijo semanas atrás en el foro La Luz. Totalmente de acuerdo. Pero en el Ministerio de Transición… ¿ideológica? no parecen enterarse de esa máxima. Total, en esto del agua los murcianos, ya se sabe, jodidos pero acostumbrados.

Sonia. Resulta que al paladín Jiménez le va la marcha y no se le ha ocurrido otra cosa que convocar un macroacto el 5 de junio en el Cuartel de Artillería con los noventa y tres municipios afectados por los recortes. Menudo cartel. Menudo desgaste. Menuda jugada. En la calle Princesa, sede regional socialista, han saltado todas las alarmas. Y no se les ha ocurrido otra cosa que sacar a la palestra a su alcaldesa menos socialista, la hurtadista Sonia Almela, para pedirle al PP que el documento que se vaya a leer en dicho acto se consensúe primero en la Federación de Municipios. O sea, deducimos, que al PSRM le debe preocupar más la gimnasia que la magnesia. La forma que el fondo. Peor imposible. Para que te hagas una idea, en la alocución de la tal Almela, no se nombra ni una sola vez la palabra ‘trasvase’. Para muestra, el botón. Sintomático. Con la cantidad de alcaldes y alcaldesas de primer nivel político que tiene el PSRM en la Región, sacan a esta señora de discurso alicorto y oportunista cuyo principal mérito es el de poner a parir al propio Paco Lucas en las últimas primarias. Ver para creer. Además, Sonia Almela de mi entretela, pregúntate cómo se podría consensuar en la federación de municipios de Murcia un documento que también afecta directamente a numerosos municipios de Alicante y Almería. Cuestión territorial. A ver si acabáramos, Sonia, hija, en aquello del maestro Ciruela: no sabía leer y puso escuela.

Pinchazo. Y luego están las desaladoras, oye. Morán, siempre Morán, ha prometido a Paco Lucas nuevas desaladoras y una interconexión entre las mismas, esto último, sin lugar a dudas, muy interesante y que habrá que poner en valor, me dice el presidente Fuentes Zorita, al que siempre he valorado y reconocido. Así es o así debería ser si desde la propia Confederación del Segura no se hubiese advertido que los plazos no dan para el 2027. Malo María. Es más, Mario Urrea incluso ha señalado que otras obras comprometidas por el mismo Morán, siempre Morán, como la ampliación de Valdelentisco o la impulsión de Torrevieja, no llegarán hasta 2028. Un pinchazo a las propuestas de Morán en toda regla. No es de extrañar que en el Scrats o en la comunidad de regantes lorquinos, con Juan Marín a la cabeza, lo vean con escepticismo y hasta califiquen esta nueva promesa socialista, con ‘pinchazo Urrea’ incluido, de “papel mojado” o de “contrapeso al hachazo al regadío levantino”. Más claro, agua.

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