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La mentira: ¡caballo de Troya en el nuevo milenio!

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En julio de 1989, José Alsina escribió en Barcelona sobre la forma en que Homero solía escribir...

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En julio de 1989, José Alsina escribió en Barcelona sobre la forma en que Homero solía escribir… En ese momento, expresó, que ‘Leer a Píndaro -sobre todo leerlo en voz alta-, produce la misma sensación que pasar la mano sobre una superficie cargada de electricidad: todo late, todo vive’… En la Grecia arcaica -ocho a seis siglos antes de Cristo-, Píndaro se convirtió en el gran cantor de los vencedores de los Juegos Panhelénicos, donde él se forjó su propio compromiso: recordarles a todos que somos mortales… Hoy, el alma de ese Píndaro de esa época se hace presente como nuestro alter ego para recordarnos que hemos ido dejando de lado la importancia de la verdad para permitir que fuerzas internas extrañas, bajo un manto que cubre la mentira, tengan vigencia… Hoy aceptamos y valoramos regalos ponzoñosos en todos nuestros ámbitos laborales, pues ellos son un punto de apoyo erróneo para nuestro ego… Hoy somos capaces de dejar a un lado nuestra ética para creernos una vida más desahogada, aunque momentánea.

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“Herminio -exclama Píndaro-, es un momento ideal para traer a nuestros lectores la historia del Caballo de Troya… Según la leyenda -con Homero a la cabeza en su libro ‘La Ilíada’-, después de diez años de asedio infructuoso, los griegos crearon un gran caballo de madera hueco y lo dejaron como ofrenda a Atenea dentro de las murallas de Troya. En realidad, el caballo contenía soldados griegos liderados por Ulises, que salieron por la noche para abrir las puertas de la ciudad a sus compañeros, que así pudieron entrar y conquistar Troya… La carta de engaño bajo la manga radicaba en que los troyanos, al ver que los griegos se habían ido, creyeron que el caballo era una ofrenda a la diosa Atenea y lo llevaron al interior de la ciudad… Ulises y los otros guerreros escondidos en el interior del caballo salieron por la noche, sorprendiendo a los troyanos y abriendo las puertas de la ciudad para que los griegos invadieran… Aunque esta historia del Caballo de Troya se considera un mito, algunos investigadores creen que puede haber una base histórica, ya que los hallazgos arqueológicos en Hissarlik (actual Turquía) indican la existencia de una ciudad fortificada que podría haber sido Troya”.

“Pero -continua Píndaro-, detrás de esa histórica leyenda, está la presencia de la belleza de una ‘Helena de Troya’ que, según la mitología griega, era la esposa de Menelao, rey de Esparta, e hija de Némesis -considerada la personificación de ‘la venganza’-… Al ser raptada por Paris -príncipe troyano que se vio ‘seducido’ por la diosa Afrodita con el cuento de que conquistaba a la mujer más bella del mundo-, se encendieron las alarmas y se dio paso a la referida guerra de Troya, liderada por Agamenón -Rey de Micenas hermano de Menelao… Después de diez años de luchas por el territorio troyano, urden ‘el regalo envenenado’ que conocemos por el Caballo de Troya y que, indefectiblemente, hoy lo constituye la mentira”.

Para Píndaro, es el momento más adecuado para actualizar sus convicciones históricas, aprovecha y plantea: “Hoy día, el hablar del caballo de Troya se ha transformado en referencia a un truco astuto, mediante el cual un enemigo se resguarda por un lugar, o un sistema, aparentemente seguro pero que en nada garantiza transparencia y verdad… ¿Quién es el Menelao en este siglo XXI?… ¿Quién es el príncipe Paris actual, aquél que forma parte de la mentira?… Sólo hay que mirar, o escuchar, nuestro pequeño mundo de situaciones diarias que nos espantan, porque ese caballito de Troya ha crecido desmesuradamente en casi todos los sectores de nuestra población… Cuando Homero escribió su ‘Ilíada’, o su ‘Odisea’, jamás pensó que un montón de siglos después nuestras generaciones íbamos a reinterpretar sus planteamientos sin darnos cuenta de la trascendencia de sus efectos… Las instituciones -tanto públicas como privadas-, han creado departamentos que supuestamente deben velar por el respeto a la ética, pasando por alto que la conveniencia personal está primando sobre la institucional… A esto se le añade el ingrediente de la penetración de la electrónica a través del virus bautizado como ‘el caballo de Troya’, diseñado por John Walker en el 1975, para hacerlo propagar a través de correos electrónicos que se envían a todo aquel que pase de incauto… En todo eso, la mentira prevalece y la verdad pasa a un segundo plano… Empecemos por eliminar los regalos envenenados, las posturas de líderes construidas sobre bases falsas, el mirar sólo hacia dentro de nosotros como si viviéramos sobre lo material”.

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