Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
MADRID, 20 de mayo (Portaltic/EP) – El cuerpo de policía de Nueva Orleans, en Estados Unidos, empleó técnicas de reconocimiento facial en una red privada de más de 200 cámaras de vigilancia durante dos años sin informar, con el fin de buscar posibles sospechosos en tiempo real y detener a esas personas. Las técnicas de reconocimiento facial se basan en analizar la apariencia del rostro de los usuarios mediante imágenes y, con ayuda de algoritmos y modelos matemáticos, se extraen las características de los rostros para comparar dicha información facial con bases de datos. Estas tecnologías de reconocimiento facial se utilizan, por ejemplo, como método para desbloquear dispositivos móviles, pero su uso está regulado a nivel público para mantener la privacidad de los usuarios. Por ejemplo, la Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea especifica que el uso de sistemas de identificación biométrica por parte de las fuerzas de seguridad está prohibido, aunque sí se puede emplear en situaciones específicas y bien definidas, bajo autorización judicial previa. En Estados Unidos, la policía utiliza ‘software’ de reconocimiento facial para identificar a personas culpables de algún delito a partir de imágenes fijas tomadas, por ejemplo, cerca del lugar del crimen. Sin embargo, las fuerzas del orden también han estado utilizando el reconocimiento facial a partir de cámaras de vigilancia en áreas públicas. Así lo ha publicado The Washington Post, que, tras realizar una investigación, ha detallado que el cuerpo de policía de Nueva Orleans usó en secreto tecnología de reconocimiento facial en una red de cámaras de vigilancia privada, para analizar a los usuarios y vigilar las calles de la ciudad. Esta técnica de reconocimiento facial se ha llevado a cabo durante los últimos dos años, con una red compuesta por más de 200 cámaras que recogían imágenes de la vía pública, monitoreando constantemente a los usuarios para identificar a posibles sospechosos. De esta forma, en caso de identificar a una persona buscada, se enviaba una notificación a los teléfonos móviles oficiales de los policías a través de una aplicación, con el nombre y la ubicación actual de los posibles sospechosos. Esta red de cámaras y el sistema de alertas están asociados a la organización sin ánimo de lucro para la prevención de la delincuencia, Project NOLA. Tal y como ha reflejado el medio citado, se trata de un método que puede romper las barreras legales, ya que, según una ordenanza del ayuntamiento de Nueva Orleans emitida en 2022, el uso de reconocimiento facial se limitó a la policía para búsquedas puntuales de sospechosos, enmarcadas en investigaciones de delitos violentos, pero no como una “herramienta de vigilancia” que analizase a cualquier persona en entornos públicos. En este sentido, según la ordenanza mencionada, cada vez que la policía quiera escanear un rostro, deben superar una serie de límites de seguridad, enviando una imagen fija del sospechoso a examinadores especializados y aportando detalles sobre estos escaneos en informes al consejo de la ciudad. Con esto, la investigación ha concluido que, basándose en informes policiales y registros judiciales desde 2023, las fuerzas del orden estadounidenses utilizaron la red de cámaras de reconocimiento facial para llevar a cabo docenas de arrestos, incluidas cuatro personas que fueron acusadas de delitos no violentos. Sin embargo, cabe destacar que el cuerpo de policía no informó sobre el uso de esta tecnología en los registros detallados de estos casos. Esta investigación también ha contado con la investigación de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), desde donde se ha especificado que se trata del “escenario de pesadilla” que se había previsto con el uso de la tecnología de reconocimiento facial. Con todo ello, la directora del cuerpo de policía de Nueva Orleans, Anne Kirkpatrick, suspendió el uso de esta red de videovigilancia a principios del mes de abril. Según un correo electrónico enviado a Project NOLA, al que ha tenido acceso The Washington Post, Kirkpatrick indicó que las alertas automáticas enviadas debían desactivarse hasta asegurar que el uso de la aplicación “cumpliese con todos los requisitos de la ley”. Además, Kirkpatrick también ha detallado que se ha iniciado una investigación para identificar cuántos agentes utilizaron las alertas en tiempo real, cuántas personas fueron arrestadas a causa de este sistema y si hubo errores. Esto se debe a que se trata de una tecnología que puede fallar e identificar a personas muy similares que realmente no son los sospechosos buscados.
Agregar Comentario