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La violencia y el narcotráfico silencian la música mexicana

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Los cuerpos de los miembros del grupo musical Fugitivo -cuyos corridos están en Spotify- fueron encontrados en un terreno de la ciudad de Reynosa, declaró el fiscal del estado de Tamaulipas, Irving Barrios, en conferencia de prensa.

La violencia relacionada con el narcotráfico afectó a un grupo de cinco músicos en México, cuyo asesinato a manos de presuntos miembros de un cártel en un estado fronterizo con Estados Unidos fue confirmado por la fiscalía este jueves.

Nueve presuntos integrantes del Cártel del Golfo, que hace tres meses fue designado como “organización terrorista” por el gobierno estadounidense de Donald Trump, fueron detenidos como presuntos responsables del crimen.

Los cadáveres de los integrantes del grupo musical Fugitivo -cuyos corridos están listados en Spotify- fueron hallados en un predio de la ciudad de Reynosa, dijo el fiscal del estado de Tamaulipas, Irving Barrios, en rueda de prensa.

El paradero de los artistas, de entre 20 y 40 años de edad, se desconocía desde el domingo, día en que tenían programado un concierto en un bar del centro de Reynosa, según sus familiares.

Barrios informó que los cinco hombres fueron secuestrados la noche del domingo mientras se dirigían al evento en una camioneta de color negro.

Sus captores los trasladaron al lugar donde fueron asesinados, añadió.

Los familiares, junto a colegas de otros grupos musicales, realizaron el miércoles una protesta frente a la alcaldía de Reynosa y posteriormente bloquearon el puente internacional que conecta la localidad con la ciudad estadounidense de Pharr, en Texas.

Durante años, músicos mexicanos del género regional han sido blanco de amenazas y agresiones por parte de grupos del crimen organizado, que les pagan por componer e interpretar canciones que enaltecen a sus líderes, conocidas como “narcocorridos”.

Estas composiciones establecen una forzada lealtad con las mafias que las solicitan y detonan la aversión de los cárteles rivales.

En enero pasado, medios reportaron que una avioneta lanzó en Culiacán (noroeste) panfletos con amenazas a una veintena de artistas e influencers por supuestos tratos con Los Chapitos, una de las facciones en guerra por el control del cártel de Sinaloa, fundado por el detenido Joaquín “Chapo” Guzmán.

Entre los amenazados figuraba el cantante de corridos tumbados Peso Pluma, quien reconoce haber escrito canciones por encargo de narcotraficantes.

La violencia en Sinaloa deja unos 1.200 muertos desde septiembre pasado.

En 2013, en el estado de Nuevo León (noreste), 17 músicos del grupo Kombo Kolombia fueron ejecutados por miembros del cártel de Sinaloa, quienes habrían castigado así su presunto vínculo con una banda rival.

En 2008, cuatro integrantes del grupo Herederos de Sinaloa fueron asesinados en Culiacán.

Otros casos sonados fueron el del cantante Valentín Elizalde, asesinado también en Reynosa al salir de una presentación en 2006, y el de Sergio Gómez, vocalista del grupo K-Paz de la Sierra, abatido en Michoacán (oeste) en 2007.

Entre 2006 y 2013, unos cincuenta músicos de narcocorridos habían sido asesinados en México.

A pesar de estos crímenes, el género mantiene gran popularidad, lo que impulsó al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum a lanzar en abril un concurso binacional de música “por la paz y contra las adicciones”, que busca contrarrestar su auge entre jóvenes de México y Estados Unidos.

Varias regiones del país han prohibido la difusión de narcocorridos, lo que recientemente desató disturbios durante un concierto en el estado de México, después de que un cantante se negara a interpretar algunos de sus temas más populares.

Otros artistas mexicanos de renombre internacional, como el grupo Los Ángeles Azules y las bandas de rock Molotov y Café Tacvba, también han sido víctimas de la delincuencia, con el robo de sus equipos e instrumentos.

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