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Este es uno de los centros donde se atienden a embarazadas de alto riesgo.
La tasa real de mortalidad materna en República Dominicana es de 124.88 por cada 100 mil nacidos vivos. Durante el año 2024 se registraron 180 muertes maternas, según el boletín de la semana 52 de ese año, presentado recientemente por las autoridades.
Los médicos tienen una perspectiva diferente a los técnicos sobre las causas de mortalidad materna, atribuyéndolas, a su juicio, al sistema de salud en sí, no al factor profesional.
El presidente de la Sociedad Dominicana de Ginecología y Obstetricia, doctor Roberto Nina, y el ginecólogo y expresidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), Wilson Roa Familia.
Para el presidente de la Sociedad Dominicana de Ginecología y Obstetricia, la salud materna es un reflejo directo del funcionamiento integral del sistema de salud. No solo se refiere al acceso, sino también a la equidad, la calidad, la coordinación y la respuesta oportuna.
“Cuando analizamos los indicadores de mortalidad materna, lo hacemos con una visión de país, con la madurez y el compromiso que estos temas exigen”, asegura.
Según el boletín epidemiológico 52 del Ministerio de Salud Pública, la República Dominicana cerró el año 2024 con una razón de mortalidad materna de 124 muertes por cada 100,000 nacidos vivos.
Esta cifra, aunque representa un indicador de seguimiento técnico, también recuerda que aún hay mucho por avanzar para garantizar que ninguna mujer pierda la vida por causas prevenibles relacionadas con el embarazo o el parto.
Para Roa, expresidente del Colegio Médico Dominicano, la alta tasa de mortalidad materna es el resultado de un modelo de salud que no responde a las necesidades.
Roa afirma que la salud se ha convertido en un mercado y que el sector salud solo tiene un 1,8% del Producto Interno Bruto. El 14% de los recursos del sector salud están destinados a la población haitiana, la cual, insiste, llega a los hospitales con valores hemáticos incompatibles.
Las embarazadas haitianas incrementan las cifras de mortalidad materna en República Dominicana.
Esa población de embarazadas haitianas tiene problemas de nutrición, y mueren por sus condiciones de pobreza en lugar de por temas médicos.
La atención la brindan los profesionales de la salud, y recuerda que incendiaron el hospital más importante de Haití. “A ellos hay que brindarles toda la atención hasta que nos duela”, insiste Roa Familia.
Desde la Sociedad Dominicana de Obstetricia y Ginecología (SDOG), la situación es una oportunidad para reflexionar y redoblar los esfuerzos, no como un espacio de reproche ni de confrontación. “Reconocemos que la mortalidad materna es un fenómeno multifactorial, y que su reducción no depende únicamente de la atención en el momento del parto, sino de una cadena de decisiones, accesos, condiciones sociales, preparación del equipo humano y disponibilidad de servicios a lo largo del embarazo y el puerperio”, asegura Nina. “Se trata de un desafío compartido por muchos países de la región y del mundo”, asegura.
La Organización Panamericana de la Salud reportó en 2023 una razón de mortalidad materna regional de 59 por cada 100,000 nacidos vivos, con metas establecidas para reducirla a 30 para el año 2030.
La comparación no debe desmotivar, sino inspirar a seguir ajustando procesos, con una mirada realista pero esperanzadora.
Como Sociedad científica, se comprometen a aportar desde la evidencia, la formación y la promoción de buenas prácticas clínicas. Pero también desde la construcción de consensos. Consideran importante saber que mejorar la salud materna no depende solo del sector salud, requiere del concurso del Estado, las comunidades, los gremios, las universidades, las familias y los propios profesionales.
“Reiteramos nuestra disposición permanente a colaborar, a aportar y a acompañar todas las iniciativas orientadas a reducir esta cifra, se puede mejorar, y confiamos en que la República Dominicana tiene la capacidad, el talento humano y la voluntad institucional para lograrlo”, indica Nina.
Cada mujer que muere en el contexto de su embarazo representa una vida truncada, una familia, esto representa una deuda que como sociedad debemos evitar que se repita.
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