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“Me sentenciaron a 20 años sin ninguna evidencia. ¡Soy inocente!”: grita su verdad un joven desde una celda

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Braidelin Santana Jiménez, un joven originario del sector Villa Central en Barahona, denunció desde la prisión que fue sentenciado a 20 años de cárcel sin que existieran pruebas en su contra.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Barahona. — Braidelin Santana Jiménez, un joven originario del sector Villa Central en Barahona, denunció desde la prisión que fue sentenciado a 20 años de cárcel sin que existieran pruebas en su contra. Mediante sus redes sociales, Santana asegura ser inocente y tacha su condena como una injusticia promovida por prejuicios y falta de investigación.

“Me sentenciaron a 20 años sin prueba alguna. ¡Soy inocente!”, exclamó el joven desde su celda.

Según su relato, el único motivo por el que fue relacionado al caso fue por haber estado en el lugar donde se halló el cuerpo sin vida de un joven asesinado en su comunidad. “Ese fue mi único ‘delito'”, afirmó.

En las publicaciones, Santana alega que no portaba armas, que nadie lo vio cometiendo un crimen y que no existen pruebas concretas en su contra. No obstante, afirma que el Ministerio Público, liderado por el fiscal Abraham Carvajal, “fabricó testigos y montó una acusación falsa, basada en rumores y prejuicios”.

“Me convirtieron en culpable sin evidencia. No investigaron. No comprobaron nada”, añadió.

El joven también denunció que sus derechos no fueron respetados, y que ni su versión ni la de su familia fueron escuchadas por las autoridades. Criticó además el manejo del juicio, señalando que se ignoraron contradicciones y vacíos probatorios.

“Los jueces me sentenciaron como si estuvieran leyendo un libreto ya escrito”, expresó.

Santana sostiene que su condena fue producto de su condición social: “Me sentenciaron por ser joven, por ser de barrio, por no tener recursos, por estar en el lugar equivocado”.

El caso ha causado indignación en su comunidad, donde familiares y vecinos aseguran que se trata de una condena injusta. “Mi madre llora cada día. Mi familia vive un infierno”, dijo.

Finalmente, hizo un llamado a las autoridades competentes a revisar su expediente y permitir que se haga justicia: “Solo deseo que alguien me escuche. Mi voz no la callará una celda. No me voy a rendir”.

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