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Rafael Nadal pisó la cancha Philippe Chatrier el pasado domingo entre vítores incesantes, aplausos ensordecedores y cánticos de su apodo, “Rafa”, con los que fue agasajado durante años mientras amasaba un récord de 14 campeonatos del Abierto de Francia, aunque esta vez era para recibir un homenaje de despedida.
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Miles de espectadores ovacionaron de pie a Nadal, quien se retiró el año anterior, mientras caminaba por la puerta que conecta el vestuario con la pista en la que reinó como nadie en la historia del tenis. En vez de esa diadema familiar o la cinta en sus dedos o los pantalones capri que lo hicieron famoso al principio de su trayectoria, Nadal vestía un traje oscuro y una camisa de vestir oscura.