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El certificado de defunción indica que el niño falleció por anoxia cerebral, contusión y hemorragia cerebral, además de un severo traumatismo craneoencefálico.
Carlos Daniel Díaz Peña, un niño de 2 años, perdió la vida el sábado bajo el cuidado de su madrastra en el municipio Los Alcarrizos, Santo Domingo Oeste.
El pequeño estaba a cargo de la actual pareja de su padre, David Díaz, quien tenía la custodia del menor y su hermana de 7 años desde hace dos meses. Esto ocurrió luego de que su madre, Karla Peña, emigrara a Estados Unidos en busca de un futuro mejor, hace dos años. Hasta entonces, los niños vivían con su abuela materna, Yaneri Cervantes.
La abuela, que residía con sus nietos tras la partida de su hija y se había mudado a una vivienda más espaciosa para cuidarlos, dejó de ver al nieto, solo a la niña de 7 años, que asistía a una escuela cercana a la casa.
De acuerdo a familiares, David no permitía que la abuela viera a su nieto, hoy fallecido.
La vivienda, rentada con la esperanza de brindar mayor comodidad a los nietos, ahora luce una lona improvisada y sillas plásticas blancas, señal del velatorio de uno de sus miembros.
David trabaja en una planta de gas, mientras que su esposa se quedaba a cargo del niño. El martes 13 del mes en curso, ella llamó a su pareja para notificarle que el bebé se estaba asfixiando con una sábana, en el momento en que ella se encontraba en el baño.
Según Elías, primo de la madre y encargado del proceso funerario, al salir del baño, encontró al niño desmayado.
Sin embargo, la versión cambió varias veces, diciendo en una ocasión que lo encontró envuelto en una sábana. Tras lo sucedido, llamó al padre del niño y lo trasladó al Hospital General Dr. José Vinicio Calventi (HGDVC), el centro de salud público del municipio.
“La doctora me dice que es abuso infantil; que un niño de dos años no tiene la fuerza para manipular una sábana y dejar que el cerebro no le llegue oxígeno. Que es dudoso”, destacó Elías, que, como toda la familia, busca respuestas sobre lo sucedido con el menor de 2 años.
En el hospital intentaron reanimarlo, pero el niño llegó con muerte cerebral.
En el centro de salud, los médicos observaron que el niño tenía un yeso en el brazo por una fractura, un chichón en la frente, moretones en las extremidades inferiores y quemaduras en los nudillos, que, según la madrastra, se hizo con una puerta.
El certificado de defunción confirmó la muerte por anoxia cerebral, contusión y hemorragia cerebral, y un traumatismo craneoencefálico severo.
Mientras tanto, el dolor embarga a la familia Díaz Peña. La madre, embarazada y a punto de dar a luz, sin poder viajar, vive la tragedia desde Estados Unidos, y el padre ha tenido que ser sedado por el impacto emocional que le causó la muerte de su hijo.
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