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Ayer, Francelina Vargas llevó rosas rojas a la tumba de su madre, Josefina Méndez, en el Cementerio Nacional de la avenida Máximo Gómez, con motivo del Día de las Madres.
Regresó al lugar donde la sepultó el jueves, cuando aún persistía el aroma del perfume que le aplicó antes de darle el último adiós a la mujer que le dio la vida y fortaleza y que inspiró a las tres generaciones que le sobreviven, en el sector Alma Rosa, Santo Domingo Este.
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“Siempre la recordaré como el tesoro que Dios me regaló”, expresó, mientras las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas.
Cambiar flores, retirar la hierba del entorno y limpiar los nichos, era una escena habitual en los cementerios, este domingo. Corderina Moquete, junto a su primo César Moquete, limpiaba el lugar de descanso de su madre Cristobalina Pérez, la mujer que en Constanza reunía a toda la familia para compartir el almuerzo. “Mi mamá era una súper madre”.
El periodista Leó Corporán, editor deportivo del periódico El Nacional, fue a la tumba de su madre Alba Estela Castillo viuda Heredia, en el cementerio de la Máximo Gómez, convencido de que fue una mujer grandiosa. En medio de la tristeza, relató acciones memorables de su madre: “Como la vez que el expresidente Leonel Fernández le pidió que quería visitarla en su casa junto a su esposo, para recordar viejos tiempos, pero le solicitó que fuera sin otras personas, y ella, a pesar de prometerlo, llenó la vivienda de gente, por entender que era la única forma de que sus amigos vieran al entonces mandatario.
Otra de sus acciones fue ponerle cinco mil pesos en las manos para que, cuando su otro hijo llegara, creyera que se los había llevado Leo para su madre, y de esa manera, logró que su otro vástago le diera 25 mil pesos.
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