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A pesar de la lluvia, el Festival Mar de Palabras siguió adelante; jóvenes compartieron sus vivencias

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Este fluctuó entre el salón José Martí y el café de afuera, junto al quiosco de SDQ, en el que las personas conversaban y veían los libros.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

El evento se transmite en simultáneo por internet y los interesados pueden acceder a él.

Todo era posible en la tarde de ayer cuando el sol brillaría sobre la Zona Colonial para sumarse a la fiesta de las letras que organiza la Fundación René del Risco Bermúdez. Pero no fue así.

Cuando ponentes, invitados y asistentes se preparaban para conversar durante el receso de la primera sesión de aquella inusual tarde en el patio caribeño del salón Martí, iluminado por un techo de vidrio que dejaban ver la claridad de un cielo despejado en apariencia, irrumpió el esperado aguacero con truenos, relámpagos y estallidos centelleantes que obligaron a los presentes a abandonar la plácida calma de la extensa jornada que se avecinaba.

El asombro reinó, y al instante todos emprendieron la huida de aquellos lugares por donde el agua se filtraba a sus anchas.

Muchos rostros nuevos y otros conocidos iluminaban el salón de conferencias. Pero reinaban las canas, como si la literatura fuera asunto de bisagras oxidadas.

Sin embargo, la presencia de algunos integrantes de generaciones pasadas de periodistas por año (formados por Listín Diario) detuvieron las manecillas del reloj para dar paso a opiniones esperanzadoras.

Tanto Bethania Ortega como Yanela Zapata, ex integrantes de la tercera y cuarta promoción del programa de pasantía coincidieron en resaltar que eventos como ese son muy necesarios para generar una avidez por el conocimiento y un voto de confianza a favor de la lectura.

Cada una por su parte indicó la importancia que dichos encuentros representan para un país donde se lee muy poco, que desconoce a sus autores, y que culturalmente vive de espaldas a las nuevas promociones mundiales que han tomado la batuta de la creatividad literaria.

En el segundo día del festival literario Mar de Palabras, el público se veía entusiasmado e inmerso en la tertulia. Este fluctuó entre el salón José Martí y el café de afuera, junto al quiosco de SDQ, en el que las personas conversaban y veían los libros. Entre esas personas, se encontraban, finalmente, varios jóvenes.

Laura Rojas, una joven de 20 años que se paseaba por el lugar y observaba los libros, manifestó que es la primera vez que participa en un evento literario de este tipo.

“La verdad es que yo no estaba muy familiarizada con la comunidad escritora de Santo Domingo y casualmente el año en que empiezo como a incluirme más en esos espacios llega Mar de palabras”, dijo, agregando que considera que el evento es “prometedor” para los escritores y para la comunidad latinoamericana, llegando a ser un espacio para aquellos que quieren “dar a conocer su voz por medio de la cultura, la literatura”.

Lo que la atrajo a la literatura y a su vocación de escritora, según contó, es la capacidad que esta le brinda de contar historias.

“Tú puedes hablar de tu vida, hablar de tus pasiones, de tu amor, de tu esperanza, de tu realidad, de las cosas duras que te han pasado, así como las esperanzas que tú tienes en la vida y no solamente tú te apoyas dentro de lo espiritual, sino que también tú puedes hacer que los demás escuchen tu voz y se conecten con ella”.

Laura manifestó que a ella le parece que aunque pueda haber una crítica a los jóvenes y a la literatura juvenil, esta se basa en las tendencias y estereotipos que no siempre representan la realidad. También comentó creer que existe mucha más lectura en el país de lo que se cree.

“Yo creo que hay mucha lectura en el país, o sea, más de lo que se conoce, creo que hay un estereotipo de el tipo de personas que son los dominicanos, aunque realmente el dominicano lee mucho. Hay muchos dominicanos que leen, especialmente la juventud Pero sí creo que es un privilegio últimamente, en especial con el costo de los libros…”

Alba Objiú, de 31 años, fue otra de las jóvenes aficionadas a la literatura presentes en la actividad.

“Yo siempre he sido una amante de la literatura. Desde muy pequeña, mis padres me comentaron el leer para descubrir nuevos mundos y de los pocos eventos de lectura más allá de la feria del libro de nuestro país es este”, compartió.

Su valoración del festival fue mayoritariamente positiva, pero mencionó que hubiera disfrutado de más dinámicas además de los conversatorios, ya que “son muchas conferencias una tras de otra, no hay qué hacer luego, además de beber café”. Sin embargo, resaltó que el contenido de las conferencias era “de calidad”, además de ser “muy necesario para que la juventud dominicana lo escuche”.

Respecto a la participación de la juventud en estos espacios, Alba expresó que hubo una falta de universidades apoyando el evento o una cuota de juventud.

“Yo entiendo que tienen que ser privados (este tipo de eventos) por la magnitud de los escritores que trajeron, pero ya que teníamos el apoyo del Ministerio de Turismo, de Cultura, que nos acerquemos a universidades para los estudiantes de periodismo, letras y filosofía, publicidad, mercadeo, que sí necesitan escuchar este Mar de Palabras, que realmente está bastante bueno”, manifestó.

También durante el festival se encontraban Ernesto, de 23 años, impulsado a asistir por su madre, y su primo Johan, de 27 años.

Ernesto comentó que, aunque no suele leer a menudo, le sorprendió la actividad. Explicó que su resistencia a la lectura nació de la forma en la que fue enseñado a leer en el colegio, o sea, “obligado”, y que ya después fue releyendo algunos de esos libros obligados y le gustaron. Según su perspectiva, el sistema debe trabajar en “que haya un interés y no una obligación”.

Su primo, Johan, manifestó un mayor interés en la literatura, pero también comentó acerca de ciertas dificultades que afronta al respecto de la lectura últimamente.

“Yo creo que el tema de las redes sociales y un poco lo que comentaban aquí los autores con el hipertiempo y como esta situación en la que uno quiere todo inmediato, yo siento que hay una disonancia entre eso, entre uno querer leer. Hay muchas personas que tienen esas ganas de explorar mundos o historias que normalmente se exploran leyendo, pero tenemos ahora mismo esa disonancia con que uno quiere lo inmediato.”

Johan también dijo que siente que ya no tiene la misma capacidad de atención de antes, lo cual lo ha hecho sentirse frustrado al querer retomar alguno de los libros que solía leer con más facilidad en el pasado. Concluyó que es más llevadero para reintroducirse en la lectura escoger libros que sean más cercanos a lo que “está viviendo ahora” y entender a la lectura como un deseo, no como una tarea.

Laura Rojas fue una de las jóvenes que respondió sentirse “muy emocionada” respecto al nuevo premio de literatura para los jóvenes que han traído los ministerios de Cultura y Juventud.

“Los escritores jóvenes nos pasamos mucho tiempo sentados frente a una computadora con muchos sueños, pero con estos incentivos se nos deja saber que somos escuchados, que somos representados y que tenemos una voz real en la República Dominicana”.

Alba también se mostró optimista frente al nuevo galardón, pero con algunas críticas.

“Sí, creo que es una buena oportunidad para los jóvenes escritores dominicanos, pero como se hace tan rápidamente, no hay como una ante sala. Nos dan dos meses para nosotros poder pulir nuestros guiones o nuestras historias o lo que estamos escribiendo y ponerlo a concursar”, expresó, enfatizando que de esta manera solo pueden participar mayormente los que ya tenían algo escrito y no los que quieran escribir algo desde cero pero no tengan el tiempo para hacerlo tan rápido.

Otros, como Johan, desconocían totalmente la iniciativa, pero la idea les agrada.

“Bueno, no estaba familiarizado, (…) Estoy ahora dispuesto, yo no conocía este tipo de evento y estoy dispuesto a conocer más y codearme un poquito más con este ánimo”, dijo, agregando también que está “totalmente a favor” de las iniciativas que traten de fomentar la escritura en los jóvenes.

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